Le ha sucedido que pide algo y lo pide, y va de nuevo delante de la presencia de Dios y lo vuelve a pedir y no sucede?, le ha pasado que pareciera que Dios no le escucha?, ¡uff! no creo que pudiera contar número de ocasiones que me ha sucedido!, son demasiadas!.
Usted que cree?, realmente cree que Dios no le escucha?, o que cree que es lo que pasa?, he conocido a personas que se han cansado de no recibir estas respuestas a sus oraciones y simplemente se han conformado y han aprendido a vivir con la idea de que esporádicamente Dios se inclinará a su favor y escuchará sus peticiones, conozco a muchas otras que suelen pensar que Dios esta muy ocupado atendiendo a los pobres en África o que se yo y buscan intermediarios para que intercedan por ellos delante de Dios (lo cual la palabra de Dios condena), e incluso construyen una fe alrededor de estos intermediarios ya que sienten recibir mas respuestas de ellos que de Dios, y por último, están aquellos que simplemente se rindieron y dejaron de pedir ante ver que no reciben respuestas y se dedican a esforzarse para obtener lo que quieren y necesitan en la vida.
En cada ocasión que me he sentido frustrado por no recibir una respuesta de Dios o bien no recibir la respuesta que esperaba, me acuerdo de los hombres y mujeres de la Biblia y me maravillo como es que ellos obtenían todo lo que querían de Dios y como Dios era prácticamente incapaz de negarles algo, lejos de eso, les coronaba con su favor y hacía lucir a sus hijos favorecidos por El.
Como le hacían?, hmmm, quisiera decirle que es fácil, bueno, de hecho si lo es, pero requiere de un cambio de cultura en nosotros, y un cambio de como hacemos las cosas.
Pocas veces apartamos un tiempo para Dios, pero si esperamos que Dios aparte un tiempo para nosotros, hemos aprendido a ser egoístas con El, estamos acostumbrados a tener una relación a «nuestra manera» con El, pero no nos conformamos si nos bendice a la suya, irónico, no?.
La Biblia nos habla en el capítulo 6 del libro de mateo acerca de la oración y una de las cosas que destaca en este capítulo es que busquemos a Dios en privado y en un lugar que designemos como nuestro lugar de encuentro con El, y no es porque Dios sea tímido, ni porque Dios quiera honra especial, sino porque ahí mismo es donde sucederá una de las cosas mas asombrosas y de las cuales perdemos oportunidad en la mayoría de las ocasiones en las que oramos y se lo voy a explicar:
Cuando dedicamos un tiempo y un lugar especial a Dios y nos concentramos en El, orientamos nuestros sentidos hacia El, vamos a tener una conversación con El, nuestro monólogo de peticiones, se convertirá en un diálogo, y no solo recibiremos lo que pedimos, sino que aprenderemos a pedir como conviene y a entender aun antes de pedir, los propósitos de Dios en cada una de nuestras situaciones, y cuando escuchemos la voz de Dios, es cuando la «magia» sucederá.
Si usted por alguna razón nunca ha escuchado la voz de Dios, o no esta seguro de haberlo hecho, esta es la mejor oportunidad para empezar a hacerlo, solo tómese un tiempo, ya que según la cita de hoy, es la mejor garantía de vernos coronados por el favor y las bendiciones de Dios, lo cual me lleva a reflexionar sobre lo siguiente:
Será que Dios no nos escucha?, o será que no escuchamos nosotros a Dios y por eso no somos bendecidos?.
La respuesta es sencilla y la Biblia lo aclara, todos los hombres y mujeres de la Biblia tenían esas conversaciones con Dios, todos recibieron respuestas específicas de Dios, ninguno de ellos se conformó con un «a lo mejor así Dios lo quiso» y ninguno de ellos recibió menos de lo que pidió, por tanto es mi invitación de este día a que haga como ellos, busque el escuchar a Dios, mas allá de el hablar con El, la palabra de Dios nos promete que El sabe nuestra necesidad aun antes de que abramos nuestras bocas, por tanto la parte importante de nuestra conversación con El no es lo que tengamos que decirle, ni en cuantas ocasiones lo hagamos, sino si escuchamos su voz y nos dejamos coronar de un favor mas allá de lo que imaginamos.