En lo personal me considero un apático en los temas de la navidad y otras fechas influenciadas por la mercadotecnia y no pretendo con éste devocional el justificar mi actitud, sino compartir un poco de lo que el día de ayer aprendí al respecto de porque mi actitud hacia este tipo de fechas.

Las personas suelen dejarse llevar por lo que sienten, y en especial en las fechas sensibles como las navidades y fin de año, las personas se ven envueltas en esa dinámica de querer compartir y dar, que de hecho es algo lindo, pero si reflexionamos acerca de ello, es simplemente algo pasajero, impulsado por la temporada y no porque así seamos, porque así lo pensemos, menos porque así lo planeemos, simplemente es algo que viene con la temporada, y no pretendo imponer mi opinión, sino que hace unos días estaba con un grupo de personas que vería por ultima vez éste año y todos tuvimos una profunda necesidad de despedirnos y desearnos las mejores cosas para el año entrante y pareciera que nos estábamos despidiendo de alguien que se muda de país y se va por muchos años, sin tomar en cuenta que en solo unas semanas nos volveremos a ver y nada habrá cambiado cuando nos volvamos a ver.

Muchos de esos sentimientos nos viene del fin de año, por la sensación de que un círculo se cierra o termina y queremos tanto para nosotros como para los demás la oportunidad de hacer las cosas de mejor manera que el ciclo que termina, y quisiéramos que las cosas que no son del todo agradables de éste ciclo desaparecieran, pero no es asi la cosa…

El que la navidad se acerque y que tengamos la oportunidad de dar y recibir unos cuantos regalos no nos cambia, ni nos hace mejores personas, así como tampoco podemos enterrar en el año que se termina nuestros fracasos, desilusiones y malos hábitos, el día después de la navidad y el día primero del año somos la misma persona que somos el día de hoy, solo que sin la euforia de la mercadotecnia de las fechas que nos hacen sentir sensibles.

No crea que es mi objetivo el hacerle un «Grinch», ni hacerle sentir juzgado por lo que siente y acostumbra, pero me llamó mucho la atención este fin de semana que veía estas actitudes en las personas y no pude evitar el compararlas con el Reino de los Cielos, imagine que dependiéramos de como Dios se siente para con nosotros para poder o no recibir su favor, y para que derrame de su Espíritu sobre nosotros, imagine que dependiéramos de su estado de ánimo para poder ser perdonados por nuestros pecados y aspirar a la vida eterna!, creo que usted y yo estamos bastante lejos de agradarle como para asegurar su buen estado de ánimo, no lo cree?.

Para nuestra fortuna, Dios es fiel, prometió desde miles de años antes de la venida de Jesús a la tierra que seríamos perdonados, y que tendríamos un Mesías que vendría a limpiar nuestro pasado y a prometer y asegurar un mejor futuro con una duración eterna, y para ello no dependeríamos de su estado de ánimo, por ello se aseguró de dejarlo por escrito y que se cumpliera cada detalle, para que estuviéramos seguros de su fidelidad.

El Reino de los Cielos es un reino de decisiones, en donde el que gobierna ese reino (Dios) decide amarnos, sin importarle si le nace o no le nace, si lo siente o no lo siente, simplemente, ya esta decidido y no habrá nada que lo pueda cambiar, por tanto, para poder alcanzar el Reino de los Cielos, tenemos que tomar la actitud del Reino de los Cielos y con esto me refiero a que tenemos que depender menos de nuestros sentimientos y los factores externos que los influencien, y tener al igual que Dios, una conciencia de nuestra realidad, nuestra situación y tomar la decisión de amar a otros, de hacerles bien, de aguantar y cumplir nuestras promesas confiando en que de esa manera, no solo agradamos a Dios, sino arrebatamos ese Reino hacia esta tierra y podremos vivir una vida llena de favor y privilegios, no porque seamos «buenos» sino porque vivimos como se vive en el Reino de los Cielos.

Mi actitud hacia estas fechas he aprendido a que no tengo que tener una actitud especial para con los demás, simplemente porque es navidad, ni porque se termina el año, mi actitud es la misma todo el año porque he aprendido a amar a quienes me rodean, a quienes he prometido amar y a quienes me han entregado su corazón de igual manera, todo el tiempo sin importar una fecha en especial, aun no considero haber llegado, pero creo que estoy un paso mas cerca de aprender a amar como Dios nos ama, y eso es todos los días de igual manera, sin importar las temporadas y lo que la televisión me quiera convencer de hacer o sentir.

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