Creo que una de las características mas emocionantes del Reino de los Cielos es que es contagioso, es decir, no hay que esforzarse para aprender lo que ahí sucede, ni hay que ser muy listo para entender lo que pasa en ese lugar, por el contrario, una vez que se visita ese lugar o bien cuando logramos que se lugar se haga patente y efectivo en nuestro mundo, sus efectos se traducen de inmediato en nuestras vidas.

Hay quienes creen que hay que aprender a perdonar, de la misma manera que creen que los hábitos del Reino de los Cielos o del mismo Jesús es algo que debemos aprender, que es algo que nos tenemos que esforzar por ello, pero no es asi, lo único que tenemos que hacer es aprender a estar en presencia de Dios, es decir, a aprovechar nuestro tiempo con El, para que asi podamos ser sensibles a su Espíritu y podamos ser contagiados de esa personalidad de El y podamos ser verdaderos imitadores de Jesucristo, que podamos hacer las cosas que hizo El y que no solo seamos objeto de la misericordia y la gracia que vienen de El, sino que seamos instrumentos de misericordia y gracia para otros.

En esta mañana no le pretendo robar mucho de su tiempo leyendo, pero si meditando, le invito a que medite acerca de cuanto tiempo efectivo pasa en presencia de Dios y por ende en el Reino de los Cielos de manera que se contagie de sus atributos y/o cualidades?, o hace como hizo el hombre de la cita de hoy, solo fue de manera hipócrita a la presencia de Dios, recibió aquello que necesitaba y fue a dar los frutos contrarios y opuestos al Reino de los Cielos a otros lugares?.

Si quiere entender el Reino de los Cielos, creo que esta es una de sus principales características, que es contagioso, solo tenemos que asegurarnos de verdaderamente haber estado ahí.

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