El Reino de los Cielos ciertamente es un lugar especial y fascinante, primero porque es aquel lugar donde vive Dios, donde radica su poder y donde las cosas funcionan de la manera como sera para la eternidad.

Cuando digo que las cosas funcionan como lo sera para la eternidad es en donde entiendo la mayor diferencia entre el mundo en el que vivimos y el mundo del cual venimos, del cual nosotros tenemos identidad y del cual podemos obtener todo para hacer la diferencia para con los demás y no solo vivir una vida privilegiada, sino impactar a los que nos rodean, es esa diferencia la que nos llevara de ser solo «buenos» a ser eternos como la identidad que nos corresponde, es la diferencia que nos llevará de ser solo «buenos» a ser imitadores de Cristo, imitadores en muchos sentidos pero principalmente en el sentido de que tendremos clara la definición de lo que es el amor.

Si una cosa nos queda mas que clara es que Dios es amor y para entenderlo, una de las maneras mas claras de definirlo es que Dios es decisión, es decir El es quien decidió amarnos, El es quien decidió enviar a su propio hijo quien es El mismo a propiciar y asegurar vida eternal para nosotros, aun sabiéndonos pecadores, aun entendiéndonos como no merecedores de ello.

La identidad del Reino de los Cielos nos lleva a ser absolutos y tiene efectos radicales, por ejemplo, el hacer de Jesús el Señor y Salvador de nuestra vida, solo necesita una confesión de fe, solo necesita ser hecha una sola vez y con ello queda borrado todo el pecado de nuestra vida pasada, nos hace criaturas nuevas ya que hemos nacido de nueva cuenta y no tenemos mancha en nosotros, el ejercicio de entregar nuestra vida a El puede parecer sencillo pero tiene un efecto absoluto, ya que como el pecado nos puede transformar en alguien totalmente distinto y marcarnos para la eternidad si lo hacemos sin conciencia, cuanto y mas lo hará la confesión de nuestros pecados y el perdón de los mismos.

La identidad del Reino de los Cielos significa abandono nosotros mismos, es el momento en el que dejamos de pensar en nosotros y todos nuestros pensamientos se vuelcan a Cristo, afortunadamente no es nada que nosotros mismos no podamos hacer, ya que Dios nos creó con esa capacidad y nos puso el ejemplo de como hacerlo, El mismo se abandonó a si  por nosotros, entregó su identidad de Dios a cambio de nuestra vida, de manera que vivió y murió por nosotros.

En resumen, la vida de acuerdo al Reino de los Cielos, se trata de todo menos de nosotros mismos, ya que con ella pasaremos un tiempo corto comparado con la eternidad viviendo de una manera que no entendemos pero a su vez en preparación de lo que será el resto de la eternidad en el que recíprocamente daremos nuestra vida por Dios y El por nosotros.

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