Imagine que le dieran la oportunidad de ser la primer persona en comprar boletos para el concierto de su cantante favorito, cuando llega a la oficina de ventas le muestran el mapa del auditorio y le ofrecen desde el lugar mas sencillo en la fila del fondo o el lugar «VIP» sobre el escenario, cual preferiría?, obvio, cualquiera de nosotros preferiría el lugar en la zona «VIP», ya que no solo veríamos todo de cerca, sino que posiblemente habría la posibilidad de incluso saludar o tomarnos una fotografía con ese artista, cierto?, la única diferencia radicaría en la cantidad que estuviéramos dispuestos a invertir para comprar ese boleto, es decir, si queremos pagar mucho o queremos pagar poco, pero recuerde, es su artista favorito.
En lo personal no soy muy afecto a ir a conciertos ni eventos de ese tipo, pero tengo muchos amigos y conocidos que si lo son, y he visto como muchos de ellos pagan cantidades estratosferas por conseguir los mejores lugares y según me dicen vale la pena hacer la inversión.
Obvio, todas las cosas de cerca se disfrutan mas y todos quisiéramos tener una cercanía a las cosas y las personas importantes, y con las cosas de Dios no es distinto, todos quisiéramos ver las cosas de Dios, todos quisiéramos entenderlas y todos anhelamos ser objeto de ellas, pero lamentablemente pocas personas, y se lo digo con conocimiento de causa, pocas personas entienden verdaderamente las cosas de Dios, y saben como es que deben de hacer para recibir el favor de Dios y aun menos de ellas, tienen la certeza de recibirlo.
Existe un mito acerca de Dios, uno muy común, que hay que ser «bueno» para recibir el favor de Dios y ese ser «bueno» requiere de que cambiemos de hábitos, de que nos encerremos en una iglesia y que desechemos todas las cosas que nos gustan, y la verdad, no todos están dispuestos a pagar ese precio, y no los culpo, yo creo que tampoco yo lo pagaría, ya que como podría negarme a mi mismo y como habría de convertirme en alguien que no soy.
Lo he mencionado varias veces en este espacio, si Dios quisiera que cambiáramos, significaría que tendríamos que admitir que Dios se equivoco al crearnos, y no es así, somos hechura perfecta, no hay nada que cambiar en usted y en mi, solo que hemos distorsionado nuestros hábitos y ellos son los que nos «alejan» de Dios, y cuando digo «alejan» lo hago con cierto tono irónico, ya que como podemos estar lejos de un Dios que esta en todos lados y todo el tiempo, la Biblia nos enseña en el salmo 135, que aun si nos encontráramos en el infierno, ahí estaría El esperando le volteáramos a ver, por tanto, como podemos estar lejos de Dios?.
La respuesta es sencilla, no es que Dios se aleje, ni nosotros nos alejamos de El, eso nos es imposible, lo que si es que algunos jamás desarrollan la capacidad de ver y entender a Dios ya que nunca se han hecho santos.
Santos… que palabra tan fuerte, asusta el solo mencionarla y refleja perfectamente el mito que le mencionaba, muchos creen que para ser santos tenemos que dejar de ser quienes somos y seguir ejemplos como los de Teresa de Calcuta o muchos otros, y aunque es admirable lo que ellos han hecho, es mucho mas sencillo de lo que usted imagina…
La palabra santo, viene del hebreo qadosh, que significa apartado, es decir que alguien separe lo que es, es decir su esencia o su corazón para Dios, esto no quiere decir que cambie su esencia personal, no quiere decir que de la noche a la mañana pase de ser «malo» según su propia conciencia a «bueno» según la opinión de los demás, es mucho mas sencillo que eso, significa que todo ser humano tiene que pasar por el momento de hacer una decisión en su vida, y realizar un culto racional, es decir el concientemente decidir apartar su corazón para Dios, y créame, es tan sencillo como hacer una oración y un compromiso de verdad, honesto con Dios y ya, listo, solo eso, y obvio, recordarlo siempre, practicar que nuestro corazón este separado para El, que nadie ni nada mas ocupe ese lugar especial, para que El verdaderamente habite ahí.
La cita de hoy es una cita que parece fuerte, pero mas que un requisito es una promesa, si usted decide apartar su corazón para Dios, y esto no significa que tiene que cambiar y limpiarlo antes de, no, solo significa que lo decida, será como ver a su artista favorito en el lugar «VIP» sobre el escenario, podrá usted estar en ese lugar donde Dios hace su obra y se la deja ver, aun, le puede permitir ser parte de ella y puede saber que no importa que es lo que le pida, eso le será dado.
Mi invitación en esta mañana, es a que haga esa decisión y decida hacer ese compromiso con Dios de apartar su corazón para El, para Dios, su corazón (el de usted) es lo mas importante, ya que ahí radica su alma, El espera de usted y de mi que le demos lo mas importante, aun cuando usted y yo no entendamos esto, ya que solo es un acto simbólico, pero que al hacerlo tiene un impacto en el mundo físico que habitamos, pero potencialmente mucho mas grande en el mundo Espiritual del cual venimos.
Deje de sospechar que Dios esta en su vida y solo apártele su corazón, es decir deténgase a pensar quien habita su corazón y déjelo fuera, déle entrada a Dios y asegure que solo El habite ahí, conviértase por tanto en un santo, es decir un apartado de Dios y vea como es que El hace su obra y como puede llenarle de beneficios por ello.