Hay personas que piensan que la felicidad es la consecuencia de cosas «buenas» que hacemos o cosas «buenas» alguien mas hace por nosotros, y por lo general perciben a la felicidad como un factor externo que no tiene que ver con ellas en si.
La felicidad no es otra cosa que una actitud, la cual dista mucho de tener una actitud positiva, ya que muchas personas pretenden con una actitud positiva cambiar el curso de las cosas, como si pudiera suceder por arte de magia, cuando usted y yo sabemos que no es así.
La felicidad, tiene su fundamento en la realidad, es decir, el primer ingrediente para ser feliz, es estar consciente de la realidad, es decir el saber lo que podemos y lo que no, lo que tenemos y lo que no y lo mejor de todo el tener dimensionado el alcance de nuestra fe, es decir, tener la plena certeza de que nuestra intimidad con Dios, nos puede llevar a lugares inimaginables, pero jamás a algún lugar o a alguna situación contraria a su palabra (ojo!).
Otro elemento fundamental de la felicidad es la claridad de pensamiento, es decir, al estar ubicados en nuestra realidad y nuestros alcances, también tenemos que desechar de nuestra mente y de nuestro corazón todo aquello que no nos edifica, que jamás tendremos y mas que nada aquello que no es agradable delante de Dios y no nos lleva a vida eterna, así tendremos una mente y alma claras para ser felices.
Hace un par de días platicaba a la mesa con un par de amigos sobre lo cansado que es pecar, ya que por lo general, antes de cometer cualquier tipo de pecado, ya lo tuvimos que negociar con nuestras ganas, con nuestra conciencia, con el que dirán los demás y no se con que tantas otras personas que jamás se enteran de nuestro dialogo interno sobre lo que pretendemos hacer, además, repasamos la escena en nuestras mentes una y otra vez, y pareciera que entre mas la repasamos, mas compleja se vuelve, lo triste del asunto es que una vez que pecamos, no tiene ni la mitad del sabor y del sentido que tenia en nuestra mente, lo peor de todo es que nuestra frustración nos llevara a repetirlo una y otra vez buscando que la realidad se parezca aunque sea un poco a la idea que teníamos en nuestra mente, que cansado, no?.
La cita de hoy me gusta (si, también), ya que es una ruta hacia la felicidad, por un lado el salmista pide a Dios una cosa que solo Dios le puede dar, la salvación que es sinónimo de vida eterna, es decir, no solo pretende ser feliz, sino lo pretender ser para siempre (quien no, no?), pero además, le pide un espíritu obediente, sabe por que?, sencillo, el que obedece las reglas, se evita toda la fatiga del pre-pecado, el pecado sin sabor y el post-pecado o culpa!, que genial no??.
Mi invitación en este día es a que reflexione acerca de si es feliz, y de que es en realidad lo que le falta para serlo plenamente, lea la cita de hoy y aprenda a orar como el salmista, aprenda a tener actitud feliz, sea feliz, ya que no tiene un motivo para no serlo, es usted un hijo del Rey de Reyes y Señor de Señores, y claro tiene algunas cosas que le impiden ver la felicidad plena, peor acaba de obtener la receta para quitarlas del camino!, sea simplemente feliz.