Una de las cosas que hizo fortalecer mas radicalmente mi fe fue cuando aprendí el significado de la gracia y la misericordia de Dios y aunque ya se las he compartido por este medio, lo quiero hacer de nuevo, ya que en una platica que tuve anoche con un buen amigo me fue recordada.

La misericordia de Dios significa que no recibamos lo que merecemos a pesar de nuestra vida de pecado, es decir, es la acción directa y efectiva de la sangre de Jesús en nuestra vida diaria.

De acuerdo a los tiempos de la Biblia y la ley de Dios, muchos de los pecados comunes eran castigados con la muerte, de hecho aun hoy en dia vemos en las noticias como pueblos musulmanes castigan con la muerte los adulterios, y nos enteramos de cómo mujeres que han dejado el lecho del hogar son apedreadas en publico, y con esto no quiero decir que este bien, como tampoco conozco la ley espiritual de los musulmanes, pero es un ejemplo claro de cómo eran las cosas en tiempos del antiguo testamento, ya que era un tiempo de disciplina, Dios había sacado al pueblo de la cautividad de Egipto y sabia que su pueblo había adoptado costumbres de los egipcios y que incluso su moral se había de cierto modo pervertido.

Uno de los pasajes que mas me han impactado, es uno donde hubo un grupo de hombres que se rebelaron contra Moisés y Dios les castigo por su rebelión y abrió la tierra debajo de ellos y se los trago a ellos, a sus familias e incluso a sus pertenencias ya que todo había sido impuro a causa de la rebelión.

Afortunadamente Dios tiene misericordia de nosotros y la misma Biblia nos enseña que esa misericordia es nueva cada día, es decir, todos los días tenemos una nueva oportunidad.

Lo triste de este asunto es que no tomamos en serio esta misericordia y en vez de aprovechar y vivir esa oportunidad, simplemente sobrevivimos porque no la dimensionamos, ya que no hacemos un recuento de nuestro día y no tomamos en cuenta cuan desagradable a los ojos de Dios pudo haber sido nuestro día.

Si hiciéramos de esa manera, si hiciéramos un tiempo de oración cada noche y en ese tiempo repasáramos nuestro día y enumeráramos nuestras fallas y pidiéramos perdón por cada una de ellas, muy posiblemente nos daríamos cuenta que conforme la ley de Dios no mereceríamos despertar al dia siguiente, pero, si al día siguiente despertamos, podremos darnos cuenta de esa misericordia y ya que la noche anterior nos arrepentimos de aquello que hicimos por pequeño y simple que pareciera, quiere decir que Dios lo perdono, que nos hizo despertar limpios (a causa del efecto de su sangre) y estamos estrenando nuevamente una de sus misericordias, ya que si no fuera así, a lo mejor la tierra se habría abierto debajo de nosotros y nos hubiera tragado como a Coré y a su gente (Números 16).

Esta mañana le quiero invitar a lo siguiente, tome un tiempo de oración, no tiene que ser algo largo, ni ceremonioso y mucho menos religioso, solo un tiempo en intimidad con Dios, hable con El, recuerde su pasado inmediato y reconozca delante de El lo que no le agrada, y vaya a la cama confortado en el perdón del Padre, para que así, como dice la cita de hoy, se levante escuchando la misericordia de Dios y pueda hacer de cada día uno mejor, a causa de su misericordia, es decir, a causa de no recibir lo que merece a causa de su pecado.

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