Mateo 24:35 (Reina-Valera 1960)
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Imagine que pasa usted un largo tiempo ahorrando, y no solo invierte su dinero y su esfuerzo en este ahorro, invierte además sus ilusiones en ese algo que va a comprar, que se yo, una casa, un coche, es más, esta tan ilusionado en hacerlo que decide esperar un poco más para comprarlo de contado, sin necesidad de financiamientos, quiere que en le momento que lo compre sea verdaderamente suyo, ha planeado el color, el tamaño, las especificaciones exactas de lo que quiere y para lo que lo quiere, ha negociado con el vendedor cada detalle y cuando lo obtiene resulta que las cosas más importantes son de menor calidad de lo que le habían hecho creer, cuando reclama al vendedor, le dice que no están especificadas las marcas de los accesorios y los detalles, le comenta que esas cosas están sujetas al criterio del fabricante o constructor, y se da cuenta de que aquello que compro y para lo que invirtió tanto tiempo no ha sido más que un engaño, y que todas las llamadas que hizo para asegurar los detalles no fueron más que una pérdida de tiempo y todas las promesas que le hicieron, fueron solo eso, promesas.

No se usted, pero tras escribir estas líneas he experimentado incluso un poco de frustración, la impotencia de que alguien rompa nuestras ilusiones es algo que no se describe fácilmente.

Ahora tome ese sentimiento aplíquelo a usted, siendo aquello que es comprado, es decir, imagine que es Dios quien tomo lo mejor de sí mismo, lo deposito en Jesús, lo llevo a la muerte para comprar su vida, sabiendo que tendría detalles, pero que en todos los aspectos tendría la capacidad para grandes cosas, al final de cuentas El nos compro no para solo bendecirnos, sino para usarnos, no haría usted lo mismo con algo que compra con mucho esfuerzo?, cuando compra una casa, no lo hace solo para decorarla y presumirla, lo hace para vivir en ella y que cumpla su propósito, cuando compra un coche, lo hace para que lo lleve a lugares a los que necesita llegar, no para tenerlo en la cochera y llenarlo de accesorios nada mas, no cree?.

Cuando llevamos una vida, en la que Dios no es más que nuestro «mandadero», o aquel a quien invitamos a nuestra vida para que nos cumpla nuestros caprichos, aquel al que solo acudimos en necesidad pero no hacemos parte de nuestra vida cotidiana, pasa lo mismo, echamos por la borda toda ilusión, y todos los planes que Dios hizo para nosotros, todo aquello en lo que El quiere usarnos y no le damos oportunidad.

La cita de hoy nos habla de que todo aquello en lo que invertimos nuestras oraciones, todas esas cosas vánales, simplemente pasaran y que no será más que su palabra la que tendrá un efecto eterno y una permanencia para siempre, así que si nosotros no invertimos en esa palabra y no hacemos uso de esa palabra antes de pedir algo al Padre, y si no hacemos lo que dice esa palabra, no estamos más que rompiendo con los sueños que Dios tuvo para nosotros y habremos desperdiciado nuestro tiempo y nuestros esfuerzos en cosas que son efímeras.
Mi invitación del día de hoy es a que reflexione en lo siguiente: cuantas de sus oraciones son acerca de lo que la palabra de Dios le enseña?, cuantas de sus oraciones son por alguien más que no sea usted? Se ha puesto a pensar que cada oración acerca de cosas que no llevan a nada eterno, son como aquellas llamadas del ejemplo del inicio, en las que solo serán promesas que nunca se cumplirán?, cuantas de sus acciones son enfocadas en llevar vida eterna a toda persona que se cruza en su camino?, cuánto tiempo pasa haciendo lo único y especifico que Jesús nos dejo por hacer? (Marcos 16:15-18), cuánto tiempo pasa pensando que «aun no es tiempo» o que «no está preparado» para hacer la obra que Dios le envió a hacer?, recuerde que no es usted quien decide eso, cuando Dios decidió pagar el precio de sangre por usted y por mí, se aseguro de comprarnos con todos los accesorios y capacidades necesarias para cumplir nuestro objetivo escrito en su palabra.

Ya está listo para dejar las cosas que pasaran e invertir en las que no pasaran?

Rene Giesemann
giesemann@gmail.com
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Un comentario

  1. Deborah Soto Ginés

    Dios te bendiga! Que manera tan sencilla, pero tan bien explicado está lo que significamos para Dios y lo que hizo por nosotros. Está como decimos en Puerto Rico, «en arroz y habichuela» ( nuestro plato de todos los días). Nada de palabras rebuscadas ni difíciles. Gracias!!