Filipenses 2:6-8 (Reina-Valera 1960)
El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Hace días que leo un libro que me ha impactado mucho, ya que habla acerca de la manera que percibimos a Dios en nuestras vidas, me he percatado con gran asombro que sin darme cuenta he creado mi propia versión de quien es Dios y que no es sino hasta que me enfoque a aprender y conocer quien es verdaderamente El que podré obtener sus beneficios verdaderamente.
Una de las cosas que mas me han impactado en el libro que leo es acerca de quien es Jesús y de su capacidad de ser enteramente Dios y de ser enteramente humano, ya que con esto logro muchas cosas entre las que le voy a mencionar algunas:
Al hacerse hombre nos aseguro que entiende perfectamente lo que somos, lo que sentimos y como es que lo sentimos, de manera que viviendo y entendiendo las cosas que pasamos pudiera El entender nuestra naturaleza pecaminosa y actuar de la manera adecuada para el perdón de nuestros pecados.
Jesús al venir a la tierra y venir en calidad de hombre, vino limitado al alcance de hombre, es decir, Jesús no tenia poderes de Dios, bueno, si los tenia, pero lo asombroso es que decidió no usarlos en ningún momento, por lo que nos demostró el alcance que tiene nuestra naturaleza, de manera que si hacemos uso de su amor, su sangre derramada por nosotros y su poder, podemos hacer las cosas que El hizo y aun mas como lo promete en su palabra.
Lo mas asombroso que hizo y demostró fue el hecho que siempre tuvo la naturaleza de Dios en si, en todo momento tuvo la capacidad de hacer uso de ella, pero decidió no hacerlo así, con ello nos demostró el poder y el alcance de su Espíritu Santo (que es quien vive entre nosotros), quien es el que nos da una serie de frutos que se manifiestan en nosotros, pero el mas importante (a mi entender) es el del dominio propio, es decir, nos da la capacidad de resistir al enemigo, a la tentación, al pecado mismo, no por nosotros, mas allá de nuestro pensamiento y nuestros actos, es mas, mas allá de nuestros sentimientos.
El dominio propio es la capacidad de combinar nuestro entendimiento con nuestros sentimientos y dejarlos guiarse por el Espíritu que Dios pone en nosotros, es decir, nos ayuda a hacer lo correcto sin importar que tan difícil sea o parezca ser, y nos permite hacerlo con excelencia.
Jesús en su uso del dominio propio, tuvo la capacidad de sufrir una muerte de cruz a cambio de nuestro pecado a pesar de no merecerlo, pero siempre con ese entendido, de que lo que hizo lo podemos hacer nosotros, no uso su personalidad de Dios, y esto me hace pensar en las situaciones en las que no hacemos lo correcto ni siquiera por nosotros mismos y nos resistimos a esforzarnos aun cuando nos conviene, y nos escudamos detrás de un «no puedo».
Mi invitación el día de hoy es a que reflexione sobre ello, en realidad no puede?, o mas bien no quiere?, si identifica que no quiere, pero sabe que lo que esta resistiendo es bueno para usted o para otros, le invito a hacer como Cristo, aprenda a usar ese fruto de su Espíritu Santo, el fruto del dominio propio, que no solo le dará la capacidad de hacer lo correcto y la satisfacción de haberlo hecho, sino le llevara a una nueva dimensión del uso del poder de Dios en su vida, como ve?, se anima?, o piensa que no puede?.
Rene Giesemann
giesemann@gmail.com
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