Génesis 18:1 (Reina-Valera 1960)
Promesa del nacimiento de Isaac
Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.

Me siento obligado a escribir acerca de esta cita el día de hoy, ya que me ha perseguido a lo largo de mi fin de semana y me ha edificado de gran manera durante todo este tiempo.

Cada vez que pienso en Abraham sentado a la puerta de su tienda y siendo Dios quien acudía a su encuentro a hacerle una promesa, viene a mi la palabra «conchudo!» y me lleno de envidia de entender el grado de intimidad que tenia Abraham con el Padre de saber que este vendría a su encuentro, que tan agradable era a los ojos de Dios Abraham que le concedería este pequeño detalle de visitarle en el lugar que se encontraba, no lo cree?!.

Cuando medito en mi relación con Dios y reconozco los momentos en los que se que El anhela que vaya a buscarle y no lo hago, o en las oportunidades de su presencia y su poder  derramados en mi vida que no han sido aprovechadas, mi envidia se convierte en una gran vergüenza, estoy seguro que Abraham nunca desperdicio una de estas oportunidades, pero lo peor de todo es que aun así yo como muchos otros nos atrevemos a quejarnos y a acusar a Dios de que no nos escucha!.

La verdad y el porque de este tipo de situaciones, es que creemos tener una relación con un Dios que es completamente distinto al verdadero Dios, cada uno de nosotros y sin darnos cuenta, vamos creando una versión de Dios que no tiene que ver con el que realmente es, y esto es porque las pocas ocasiones que llegamos a su presencia, en vez de aprovecharlo y escucharle y preguntarle que es lo que anhela de nosotros, simplemente hablamos como merolicos y repetimos una y otra vez aquellas cosas que Dios ya sabe y que ya tiene en control, que desperdicio de tiempo y que desperdicio de la santidad de Dios!.

Hoy no le voy a tomar mucho de su tiempo, mi invitación va a ser mas especifica que en otras ocasiones, simplemente haga una evaluación de su relación con Dios y reflexione si en verdad ese Dios en el que usted cree, se tomaría el tiempo de bajar en toda su majestad a entregarle una promesa, si su relación con Dios es tan estrecha que cuando le hable le revele el futuro como se lo revelo a Abraham y que aun miles de años después se sigue cumpliendo, ya que aun hay mas granos de arena en el mar y mas estrellas en el cielo que descendientes de su familia…

Si por alguna razón como debo de confesar en mi caso, no es así, es el mejor de los tiempos para tomar nuestras biblias, doblar nuestras rodillas, ira un lugar en donde podamos tener intimidad con Dios y aprendamos de El, estemos 100% seguros de las cosas que El quiere de nosotros y las empecemos a hacer, hasta que podamos tener la certeza de que podamos sentarnos en ese lugar de encuentro con El y podamos «conchudamente» esperar su amor y sus buenas nuevas, con la satisfacción de haber cumplido en espíritu y en verdad los anhelos del Padre y que nos recompense en nuestra casa…

Rene Giesemann
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