Romanos 8:28 (Reina-Valera 1960)
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

En los últimos días he escrito mucho acerca de poner las cosas en manos de Dios y de cómo hacerlo, de cómo permitir que Dios tenga ese control sobre nosotros y que haga lo que mas nos convenga y nos beneficie, pero me llama la atención como es que muchas personas confunden este concepto y creen que el conformarse con el resultado es entender que Dios tiene el control, cuando no es así, y le voy a explicar como o porque…

Imagine que tiene usted un millón de dólares y que afortunadamente no tiene necesidad de hacer uso de ese dinero, su situación económica no es precisamente holgada, pero sabe que con sus ingresos habituales puede administrar de manera adecuada su vida, por lo que decide invertir a plazo fijo su millón de dólares, pero no sabe si simplemente llevarlo a una cuenta de ahorros al banco, si invertirlo en la bolsa, o en bienes raíces, por lo que decide contratar a un experto en inversiones quien se encargara de administrar su millón de dólares y obvio, con la intención de hacerlo crecer y generarle beneficios que le permitan darse ciertos lujos en un futuro cercano, como una casa mas grande, un coche nuevo o unas vacaciones, que se yo…

Tomando en cuenta esta favorable situación, que haría?, cada cuando buscaría a esta persona?, cada cuando le pediría cuentas?, una de las cosas que yo personalmente haría, es que pediría a esta persona que administra mis bienes, que me enseñara a entender e interpretar los resultados de la bolsa que aparecen diario en el noticiario y saber si estos resultados me benefician, me afectan o si simplemente no les ponga atención y el porque no ponerles o si ponerles atención, así como le pediría me explicara el porque trabajar con un banco o no trabajar con otro, así sucesivamente, de hecho tomaría en cuenta factores pequeños pero importantes como disponibilidad inmediata de mis fondos en caso de emergencia, etc., etc..

Wow, el tener dinero en abundancia de repente paso de ser un beneficio a toda una responsabilidad, pero a su vez una responsabilidad interesante y 100% disfrutable si lo hacemos con la calma y la paz adecuada y con la sabiduría y confianza de que quien administra nuestro dinero es la persona adecuada y tiene la comunicación necesaria y adaptada a nuestras necesidades y entendimiento.

Nuestro tesoro invaluable y mas allá del millón de dólares que le platico es nuestra vida, y hay veces que decimos ponerla en manos de Dios pero no hacemos aquello que le platique en el párrafo anterior, a veces nos olvidamos de preguntarle porque y donde es que tiene invertidos nuestros beneficios y nuestras bendiciones, no le preguntamos que es lo que pasa en la iglesia mundial y si nos afecta o nos beneficia, cuando vemos las noticias con todo lo que pasa día a día, olvidamos preguntar que pasa con nuestra cuenta de «vida eterna» si estamos o no asegurados para el fin de los tiempos, luego, sucede que ocasionalmente participamos en obras de misericordia y sospechamos que nos ayudan a incrementar esos beneficios que tenemos, pero realmente no lo consultamos con El, es decir y en pocas palabras, simplemente nos olvidamos de nuestro mas grande tesoro y decimos que «Dios lo administra».

Luego cuando nos pasa algo malo o simplemente no del todo conveniente, pretendemos quejarnos pero luego nos da pena reclamarle a Dios y nos conformamos con un «Dios sabe porque hace las cosas», o un «por algo sucede todo, Dios tiene un propósito en todo», pero imagine que fuera su dinero, si su millón de dólares de repente se viera menguado a menos de la mitad solo así!, a poco no pediría cuentas y con gran preocupación al administrador de su dinero?.

La cita de hoy nos enseña que todo lo que sucede en nuestras vidas es para bien nuestro, pero eso no aplica para todos, aplica para los que amamos a Dios y esto quiere decir, a los que conocemos a Dios, a los que entendemos de su palabra, conocemos su carácter y tratamos en todo lo que podemos el hacer su voluntad, es decir, a los que tenemos una relación con El, así tal y como se la describí con quien administraría nuestro millón de dólares, y la garantía que tenemos es que todo lo que hará en nosotros tendrá un propósito, que a su vez nos será revelado siempre, en oración, en su palabra y de manera que traiga paz y verdadero consuelo a nuestras vidas y no solo una conformidad aparente, como ve?, cuando pedirá cuentas al administrador de su millón de dólares espiritual?.

Rene Giesemann
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