Juan 20:29 (Reina-Valera 1960)
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

No se si recuerde que hace algunos días le platique acerca de mi charla con Johnny mi amigo de Guatemala, ese día platicamos largo y tendido acerca de cómo poner las cosas verdaderamente en manos de Dios y no pretender tener el control de esas cosas para así asegurar el éxito en todo aquello que emprendamos, obvio después de platicarlo lo puse en oración y me lo lleve de tarea y Dios como siempre con todas las cosas que pongo en sus manos, me dio la respuesta perfecta y se la quiero compartir.

Normalmente somos inquietos por naturaleza, curiosos e impacientes y pareciera que quisiéramos una de 2 cosas, ya sea que Dios haga las cosas rápidas y sin esfuerzo o dolor para nosotros o bien que nos explique paso a paso como es que hace las cosas, pero queremos que nos lo diga antes de que lo haga para que podamos entenderle o bien como si quisiéramos imitarle a hacerlo en las ocasiones futuras, pero después de leer el devocional de hoy, entenderá como yo, todas las ocasiones preciosas que hemos desperdiciado.

La cita de hoy habla acerca de Jesús cuando después de resucitado se presento ante sus discípulos y les hablo y como Tomas pretendía meter su dedo por sus heridas para creer que era Jesús quien se presentaba ante ellos y así pretendemos hacer casi siempre con las cosas que esperamos, nos cuesta solamente creer porque El es, y queremos creer por lo que El hace en nosotros o por nosotros.

El video que le anexo al pie del devocional de hoy es un fragmento de una película llamada «Enfrentando a los Gigantes», la escena es de un entrenador que pide al capitán de su equipo de futbol americano hacer un ejercicio, este pregunta si le pedirá llegar a la yarda 30 y el entrenador le dice que llegara cuando menos a la 50, pero que lo hará con los ojos vendados, el chico acepta y el entrenador le aclara que no le esta pidiendo una distancia en especifico, simplemente le dice que tiene que dar «lo mejor de el»,  este accede, de manera que sin la posibilidad de ver empieza a avanzar y se da cuenta de que sus fuerzas flaquean, pero como no sabe cuanto a avanzado solo le queda el dejarse animar por su entrenador, aun cuando esta a punto de rendirse, se levanta de nuevo solo porque entiende que su entrenador no le desea mal, y le sigue animando.

En nuestras vidas, oramos, pedimos y creemos de acuerdo a lo que vemos y muchas veces no nos damos cuenta que lo que vemos en nosotros mismos es mas pequeño o mas limitado de lo que Dios pudiera ver o esperar de nosotros  y como el chico del video empezamos a cuestionar nuestro avance, y pretendemos rendirnos ya que no le damos oportunidad a Dios de intervenir ni darnos esas fuerzas que realmente necesitamos para llegar a una meta trazada por El y no por nosotros.

Cuando decidimos ver nuestra bendición dejamos de oír, me encanta pensar en Dios como el entrenador de la escena, que se asegura de animar al chico hasta llegar a la verdadera meta, imagínese!, a veces no escuchamos las porras que Dios nos echa por el puro hecho de que nuestra vista estorba en nuestro oír, y no nos permite escuchar la voz de Dios destapando el verdadero potencial en nosotros y alentándonos a seguir.

Mi invitación en este lunes es a practicar conmigo este ejercicio, tome su necesidad y haga como este chico, tápese los ojos, y empiece a confiar, avance y avance con firmeza, no se detenga hasta que no escuche la voz misma de Dios diciéndole que lo haga, esfuércese por abrir y agudizar su oído espiritual de manera que pueda escuchar verdaderamente la voz de Dios hablándole y revelándole su poder en usted y permítase llegar a la verdadera meta, cual meta?, le pondré un par de ejemplos…

Si usted ora por pagar sus deudas, Dios quiere no solo que las pague, sino que sea una persona administrada y con capacidad de ahorro, si usted ora por salud, Dios no solo quiere sanarle, sino siendo parte de le bendición de otros en donde lleve a cabo su obra y ponga sus manos sobre otros que sanaran…

Voy a corregir lo que dije, no le invito, sino que le reto a que esta semana deje de ver, y empiece a escuchar a Dios y permítase llegar mas allá de lo que usted mismo espera de sus fuerzas y su propio alcance, como ve?, o mas bien, como escucha?.

Escrito por Rene Giesemann
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