Miqueas 7:19 (Reina-Valera 1960)
El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

No se si a usted, pero el devocional de ayer me dejo pensando mucho, de hecho al escribirlo venían a mi mente tantas personas que me han escrito acerca de su necesidad de aprender a perdonar y que por la falta de ello no han podido seguir adelante, y aunque el devocional dejo mas que claro el que es un hecho que tenemos la capacidad de perdonar verdaderamente y para siempre si es que decidimos hacerlo y seguir el ejemplo de Cristo para ello, pero aun así me quedo una pequeña duda del como…

Si por alguna razón pensó usted que me equivoque al usar de nuevo la cita de ayer, no se preocupe, la use con toda intención, ya que antes que poder perdonar a otros, olvidar aquella ofensa y enviarla al fondo del mar tienen que pasar 2 cosas muy importantes y que creo que debemos de considerar en todo momento…

Primeramente, para que pueda existir un perdón debe de haber primero una solicitud de ello, es decir para poder ser perdonados por Dios tenemos primero que venir delante de El, arrepentirnos genuinamente y pedir perdón, y es cuando Dios ve que nuestro corazón esta genuinamente arrepentido que perdona y envía nuestra ofensa al fondo del mar, por otro lado también nosotros en ocasiones no perdonamos a otros quienes nos ofenden, no porque no nos pidan esa disculpa, sino porque no les damos oportunidad a que lo hagan, es comparable a mi ejemplo del día de ayer de mantener abierta una herida sin razón alguna!.

Así como Dios esta siempre dispuesto a que vengamos a su presencia a que pidamos perdón, tenemos que aprender a intuir en los demás esa disposición a acercarse a nosotros y pedir ese perdón y porque no, ponérselas fácil para que también sea menos doloroso para nosotros como para nuestros ofensores.

El otro punto y creo que es uno de los mas difíciles de reconocer e identificar es el perdonarnos a nosotros mismos, a veces estamos tan acostumbrados a ser ofendidos y a no perdonar, porque no lo hacemos con nosotros mismos, y sabe, pareciera que tenemos problemas de intimidad con nuestro yo interno y tenemos un sinnúmero de platicas pendientes en las que tenemos que explicarnos a nosotros mismos los motivos de porque intentamos algo y de porque fracasamos en ello, de hecho creo en lo personal que si no somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos, será difícil que perdonemos a otros quienes necesitan de nuestro perdón y mucho menos tendremos la capacidad de ir honestamente delante del Padre a exponer nuestro pecado y a pedir ese perdón que tendrá un efecto eterno.

En pocas palabras, no podemos dar algo que no tenemos o que no sabemos hacer, por tanto el día de hoy le invito a tener esa platica con usted mismo, reconozca esas cosas que parecieran pequeñas, pero que siempre están ahí y que molestan, de hecho molestan mucho y pídase perdón, pero para ello tiene que estar dispuesto a otorgarse ese perdón como tiene que estar dispuesto a dárselo a otros.

En pocas palabras, espero que después de leer el devocional del día de hoy, tenga su resortera lista para enviar todo esas ofensas del pasado y toda esa condenación que usted mismo ponía sobre usted al fondo del mar, de donde no volverán, como lo ve?.

Rene Giesemann
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