2 Pedro 3:8 (Reina-Valera 1960)
Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

Dios no me deja de sorprender de las muchas maneras de las que puede y quiere hablarnos y como cada suceso puede ser evidencia clara de un objetivo claro y cronometrado de algo que Dios quiso hacer y decirnos en un momento especifico.

Lo que le voy a contar hoy no es la excepción, hace un par de semanas fui invitado por mis Pastores y su hija a ver la película Ironman 2, ese día en especial, fue uno difícil para mi y ellos lo sabían, así que con toda intención me invitaron, primeramente para saber como es que yo estaba y segundo para lograr distraerme un poco del momento difícil que pasaba.

Ironman en especial es una de mis películas favoritas, así que ni un solo segundo dude en aceptar la invitación, ya que tenia gran expectativa que podría tener cualquiera de los 2 resultados, ser una gran película, o como decimos en México un «churro» por ser la secuela de una buena película, pero eso si, jamás había contemplado que una de las enseñanzas mas grandes que había de recibir, seria por medio de una película como esta.

Ya casi al finalizar la película, al momento de vencer al villano de la trama, este activa el mecanismo de autodestrucción de los robots que había creado poniendo en riesgo la vida de muchas personas, pero en especifico la de la prometida del protagonista, por lo que sale volando a toda velocidad a rescatarla, ya que se encontraba rodeada de estos robots.

Al volar a toda velocidad y aproximarse a la chica y por mas que trataba de meditar en la lógica de la escena, no lo lograba entender y no pude evitar pensar en voz alta y dije en medio de la sala de cine «es imposible!, si la rescata a esa velocidad la va a desnucar!», a lo que Ada la hija de mis Pastores y recientemente mi pequeña hermana adoptiva, se pone al frente mío como si la pudiera ver y me dice un rotundo y sabio «aprende!», lo cual me dejo completamente helado y le voy a explicar porque:

En mi vida cotidiana y no a diferencia de muchos que leen estas líneas, estoy acostumbrado a las cosas rápidas y fáciles, a veces me escudo en mi modo efectivo de hacer las cosas, lo cual no es siempre lo mejor, pero ha resultado ser una receta efectiva en mi vida, aunque debo de admitir que no la mas considerara para con las personas que me rodean y para con Dios en ocasiones.

Esta manera mía de ser rápido y efectivo, a veces se traduce a mi oración, no al modo de orar, sino a la manera de esperar respuestas de Dios, a veces como muchos otros suelo ser impaciente ante las respuestas de aquel que tiene cuidado especifico y meticuloso de mi vida y fue hasta que vi esta escena en la película de Ironman que lo entendí.

Muchas veces pedimos cosas a Dios que son importantes para nosotros, de las cuales podría incluso depender nuestra vida, y vemos con impaciencia que esa respuesta que esperamos no llega, y nos preguntamos por que es así?, pues ese día entendí la respuesta., y es fácil, si Dios nos responde así de rápido como esperamos a veces, podría desnucarnos, es decir, la respuestas seria la adecuada, pero no estaríamos preparados para recibirla y lejos de hacernos un bien, podría hacernos un mal.

La cita de hoy me entusiasma, ya que tiene que ver con el tema de hoy, a veces, las respuestas que podríamos recibir en un día por parte de Dios, tardan años en llegar o respuestas que creeríamos que tardarían años en llegar, llegan de inmediato, ya que nuestro corazón y nuestro espíritu están facultados para recibirlas, así como si la prometida de ironman estuviera capacitada para volar a gran velocidad, y pudiera ser rescatada como parecía que le seria hecho.

Mi invitación en este día es a que reflexione acerca de su situación ante la necesidad que ha decidido llevar delante del Padre, esta usted verdaderamente preparado para recibirla?, o solo esta convirtiendo los días en años?, le comparto el sabio y rotundo «aprende» que Ada me dijo aquel día, para que de la misma manera pueda cambiar y hacer crecer su espíritu y entienda el porque de las respuestas o no respuestas de Dios y el como cambiar eso y tocar el corazón del Padre para que convierta los miles de años en un día.

Rene Giesemann
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