Romanos 12:15 (Reina-Valera 1960)
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

Hay personas que miden su relación con Dios en torno a los sucesos agradables y desagradables de su vida, es decir, si hay cosas buenas en apariencia, están bien con Dios y Dios con ellos, pero si no, tienen ya sea un sentimiento de culpa o un reclamo hacia Dios.

La realidad es que Dios no es así, no estamos bien con Dios cuando las cosas van bien en nuestra vida, no, para nada, por el contrario, en mi personal opinión considero que cuando las cosas se ponen difíciles es cuando mejor estamos con Dios, ya que nos equipa con nuevos talentos, dones y capacidades y las pone a prueba, para demostrarnos como es que funcionan y como a través de la experiencia propia, es que podemos después identificarlas en otras personas, para luego hacerles ver la intervención divina y la mano de Dios en cada situación adversa por la que una persona pudiera pasar.

La mayoría de las veces solemos pensar que nuestra relación con Dios gira en torno a nosotros, cuando dista muchísimo de eso, es todo lo contrario, pero se nos olvida al ponerlo en practica, hay quienes dicen que entre mas dan, mas reciben, pero lo dicen como si fuera algo que dependiera de ellos y no de Dios, lo toman como si fuera una recompensa de Dios por su «buen comportamiento» y porque son «ejemplares», cuando no se dan cuenta que solo es el cumplimiento de una promesa escrita en la Biblia y que aplica para todos sin distinción.

El objetivo de Dios es que aspiremos a ser como El, así como lo lee, de hecho, lo he usado muchas veces en este devocional como referencia, Pablo el Apostol mismo dijo «sed imitadores de mi, como lo soy yo de Cristo», en pocas palabras tenemos que ser tan limpios y transparentes como lo fue Cristo, de manera que logremos reflejar el rostro de Dios, es decir que las personas no solo vean la obra que Dios hizo en nosotros, sino lo que puede hacer en ellos por medio de nosotros.

Cuando hablamos de ser imitadores de Cristo, no hay que quebrarse la cabeza en como hacerlo, ni hay que poner cara de piedad, para que las personas vean «lo bueno que somos», no, solo hay que hacer como El hizo, y es así de fácil:
A Jesús en su calidad de Dios le fue revelado el pecado del mundo, y estando en el huerto de Getsemani, le fue recordado, El por ende sintió el dolor que sentimos, El sintió la vergüenza que sentimos, El sintió el coraje que sentimos, lo sintió al grado de que la biblia describe que sudo sangre, imagine la intensidad de sentir todo aquello que sentimos a lo largo de nuestras vidas y no solo nosotros, sino la humanidad entera, aun la que no le reconoce como Dios!, después de eso, estuvo dispuesto a morir en una cruz y derramar su sangre a cambio de todo ese pecado dándonos una cosa muy importante.

Yo se que esta pensando en la salvación en este momento, pero creo que mas allá de la salvación, nos dio la capacidad de ser libres de ese pecado, solo por el hecho de confesarle y por medio de esa libertad, nos dio la capacidad de ser como El, de sentir el dolor de otros, asi como sentir la alegría de otros y ponernos en sus zapatos, como El se puso en los nuestros, y sin necesidad de ir a colgarnos en una cruz, y derramar nuestra sangre por quienes sufren, simplemente nos dio la capacidad de ser parte de su dolor y causar consuelo o de su alegría e incrementarla.
La cita de hoy, no es una invitación, es una instrucción, cada vez que vea a alguien en una situación difícil, le exhorto a dejar a un lado la lastima, esfuércese por sacar de dentro de si esa capacidad que Dios puso en usted de dolerse junto con esa persona o cuando vea a alguien que le va bien, lejos de juzgarle o tenerle envidia, solo aprenda a entender su gozo y compartirlo (wow, creo que lo segundo es mas difícil que lo primero), así y solo de esa manera podrá asegurar que esta haciendo aquello que le fue enviado a ser, el ser un verdadero imitador de Cristo.

Rene Giesemann
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