Mateo 11:30 (Reina-Valera 1960)
Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

El devocional de hoy lo estoy disfrutando desde el momento que Dios lo puso en mi corazón, y se lo comparto con mucho gusto, así que ponga mucha atención.

Todo el tiempo acuden a mi personas en necesidad, ya sea física, emocional o espiritual y es un deleite y un privilegio apoyarles y orientarles en la palabra para acercarse a Cristo y encontrar en El las respuestas a todas las situaciones que viven, pero no le voy a negar que a veces me es difícil el explicarles como es que funciona el reino de los cielos y el poder de Dios en nuestras vidas, hasta que este fin de semana me quedo mas que claro.

En ocasiones nos encontramos en situaciones donde todo se nos junta y quisiéramos encontrar la receta mágica que nos ayude a resolver todo de un solo golpe, y que co casi un elevar una oración y un chasquear de dedos todas las cosas que están mal se enderezaran, de hecho, habemos quienes nos atrevemos a ponerlo en oración de esta manera y no es que este mal, pero creo que lo mas que logramos es hacer reír a Dios (en el buen sentido obvio).

La realidad es que todas las cosas que tienen un efecto eterno y permanente tienen un precio a pagar y esa es la parte que nos cuesta trabajo entender al respecto del reino de los cielos, todos sabemos que hay que pagar un precio, pero por lo general pensamos que cuando hablamos de precio es algo que nos tiene que poder o que nos va a significar un verdadero sacrificio, es como si quisiéramos que por medio de ese sacrificio inspirar la lastima de Dios y este nos quite nuestro pesar y alivie nuestro dolor, peor afortunadamente no es así!.

Este fin de semana pasado como le platique en el devocional de ayer, me deje aconsejar por mi buen amigo Sergio y me dirigí al la reserva de Turubari a experimentar el muy famoso «Vuelo de Superman», ya Sergio me había explicado de que se trataba, y por mas que lo pensaba, no me terminaba de quedar claro el como es que lo llevaría a cabo, solo sabia que recorrería por cerca de un minuto una distancia de 1,200 metros, a una altura de mas de 120 metros y a una velocidad mayor de 60 kmh suspendido de un cable, pero mas no sabia y aunque disfrute todas las actividades previas a esta, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza el como es que seria esta experiencia.

Una vez que paso la parte larga del día, llegamos al punto donde por fin haríamos el famoso «Vuelo de Superman», y oh sorpresa que me lleve al estar sobre una torre de mas de 15 metros de altura y con un arnés que mas que arnés parecía un delantal, donde esperaba yo recibir muchísimas instrucciones y solo me fue dicho lo siguiente:
«Para hacer este recorrido, todo lo que tienen que hacer es subir a esta plataforma tipo cama, dejarse enganchar por los expertos y esperar a ser lanzados al vacío, lo mas importante para este viaje es que no pueden meter las manos, ya que lo único que lograran si lo hacen es reducir la velocidad de recorrido y correr el riesgo de detenerse a la mitad del camino, y tendrían que esperar a que alguien los venga a rescatar, una vez que vean la señal de el personal que esta del otro lado del cable, abran las manos para frenar un poco con la resistencia al viento y listos para llegar».

Cuando terminaron de darme las instrucciones lo primero que pensé fue «que?!?!?! Eso es todo???», «estoy por realizar una de las hazañas mas peligrosas de mi vida y no tengo que hacer nada para salvaguardar mi vida?».

Así como lo pensé, así fue, cuando me subí a la plataforma en forma de cama, alguien me engancho al arnés, me dijeron en donde poner las manos y me lanzaron literalmente al vacío, que impotencia de inicio, pero al ver que no tenia nada que hacer mas que seguir las instrucciones, me di cuenta que tenia casi 60 segundos para disfrutar mi viaje, y desde la altura de mas de 120 metros pude admirar la creación de Dios, ver los árboles, las montañas, los ríos, hasta los cocodrilos en los ríos, lo único que podía decir era «wow!», que maravillosa experiencia!,  fuera de la velocidad, lo largo del recorrido y la altura, por primera vez en mucho tiempo tuve la oportunidad de observar las maravillas alrededor mío, creo que necesitaba algo así.

En nuestra vida en Cristo es exactamente igual, cuando queremos que Dios cambie algo, pensamos que depende de nosotros y que probablemente tendremos que hacer algo especial para poderlo recibir, cuando no es así, solo tenemos que asirnos a un arnés (en este caso la palabra de Dios ) y hacer todo menos meter las manos, dejarnos empujar al vacío (por Dios y apoyados por aquellos que oran por nosotros) y disfrutar el viaje, que así como el cable que recorrí será largo y necesario de recorrer, pero que lejos de sernos una carga, nos será un tiempo para disfrutar y admirar la obra de Dios en nuestra vida.

Mi invitación de este día, es a que haga espiritualmente lo que yo pase físicamente este fin de semana, aprenda a volar ligero como «Superman», que le parece?.

Rene Giesemann
giesemann@gmail.com
Página en Facebook

Rene Giesemann

Rene Giesemann

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *