3 Juan 1:2 (Reina-Valera 1960)
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Una de las cosas que mas me gustan de Dios es que es un Dios de orden, es decir, El escribió las reglas y es el primero en respetarlas, aunque su naturaleza y autoridad de Dios le permitiera el no hacerlo.
Ayer durante la tarde prendí el televisor y como no buscaba nada en especifico para ver, cambie de canal y me detuve en la versión inglesa de «El Aprendiz», no sabia que hubiera una versión inglesa, por lo que este programa capto mi atención, y lo vi por un par de minutos, estaba por terminar y me sorprendió que el anfitrión del programa estaba llamándole la atención al equipo que había perdido el reto de esa semana por el simple y sencillo hecho de que no habían leído las reglas, el reto se trataba de recabar dinero haciendo actividades a bordo de un crucero, pero a su vez les fue asignado un presupuesto con la advertencia de que lo que gastaran seria reducido de el ingreso que generaran, por no haber leído las reglas, gastaron su presupuesto lo cual les llevo a perder ya que el resultado final de quitar lo gastado a lo ingresado era significativamente menor que el monto del equipo contrario.

Me llamo mucho la atención este detalle, ya que para este tipo de programas se escogen a personas con un perfil profesional alto, ya que el ganador se obtendrá una posición directiva en la empresa de quien es el anfitrión, por lo cual es prácticamente imperdonable el no leer las reglas antes de un reto y considero que en la vida diaria también.

En nuestra vida de fe no es diferente, no deja de asombrarme que cuando las personas me escriben  me cuentan sus problemas o piden consejo, citan una y otra vez «tengo mucha fe», pero luego no viene nada detrás de eso, no me dicen en que es lo que tienen fe, cuando me ha tocado platicar con alguien que me hace esta aseveración, no he perdido oportunidad para preguntarle «en que es lo que tienes fe?», lo mas que he obtenido es «en que Dios me sacara de este problema»,  y no se si eso quiera decir que su fe es solo pasajera o que se limita a su situación en particular, pero pocos han mencionado que tienen fe en lo que Dios es y promete en su palabra.
La verdad es que así como los participantes del Aprendiz, todos anhelamos un lugar especial en el Reino de Dios, pero si nos pasa como a ellos y no leemos las reglas, podríamos correr el riesgo de ser «despedidos», y no crea que Dios lo va a desechar, pero al final de los tiempos vamos a estar delante de El y no se vale que lleguemos y digamos «yo no sabia eso» si toda nuestra vida dijimos «yo tengo mucha fe», porque entonces habremos pasado una vida llena de mentiras.

La cita de hoy me gusta ya que es clara en cuanto a las reglas, nos recuerda cual es el anhelo de Dios, el que nos vaya bien en todo lo que hagamos y en todo tiempo, pero la regla esta al final de la frase, «así como prospera tu alma»,  es decir, para poder ser prosperados en todo lo demás, tenemos que hacer a nuestra alma a crecer, y con esto se refiere a que nuestra alma tiene que ir madurando, para que conforme madure podamos ser capaces de ser administradores de lo que Dios nos proporcione, la única manera de madurar al alma es poniéndola en contacto constante con Dios, y para conocer a Dios hay que conocer a su palabra, es decir tenemos que saber y entender las reglas, para que cuando pidamos a Dios, sepamos lo que si hará y lo que no de manera que no perdamos nuestro tiempo.

Rene Giesemann
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