Romanos 4:17 (Reina-Valera 1960)
(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.

Esta  Semana Santa ha sido muy especial, no por el hecho de ser semana santa, ya que en lo personal es mi tiempo favorito, es una y otra vez la confirmación de que mi corazón pertenece no a un hombre que murió en una cruz, sino a un Dios que venció a la muerte y arranco toda condenación de mi vida, pero no es de eso de lo que le quiero hablar, sino del significado real de la pascua y el tiempo que estamos por pasar esta semana.

Cuando el pueblo era cautivo en Egipto y habían pasado todas las plagas, solo quedaba una, y para ello Dios había instruido a Moisés acerca de la Pascua que fue en ese momento instituida como celebración (Éxodo 12), ya que a partir de esa ocasión se celebraría cada año, para conmemorar la libertad del pueblo de Dios, lo interesante, es que la celebración sucedió antes del milagro, es decir se sacrifico al cordero, se comió, se cubrieron los dinteles y se instituyo la celebración aun sin haber recibido la libertad, mas ya era motivo de celebración.
Miles de años después, Jesús celebro la misma Pascua, y aunque ya sabia que habría de morir, estaba ansioso de celebrarla e instituirla como una celebración, tanto que dijo «haced esto en memoria de mi», y me llamo la atención que era algo que ya estaba El disfrutando en el corazón al grado que dijo a sus discípulos «Cuanto he deseado comer con vosotros esta pascua» (Lucas 22:15)

Uno de los motivos de ambas celebraciones tenían que ver con el hecho de lo que venia, es decir, la Pascua original haría libres a los Israelitas de los  Egipcios, y la Pascua de Cristo nos haría libres del pecado, pero ambas se celebraron sabiendo que sucederían, mas no cuando hubieron sucedido y sabe por que?, es muy sencillo, ya que justo después de recibir esa libertad hubo que poner manos a la obra, en el tiempo de Moisés, hubo que salir de Egipto (símbolo del Pecado y la esclavitud) y en los tiempos de Jesús, había que tomar en sus manos el poder de Dios para predicar el evangelio a toda criatura.

En ocasiones oramos por algo y pensamos que cuando lo recibamos daremos gracias, la verdad es que por lo general cuando recibimos algo, nos quedamos tan embobados con lo que recibimos que nos olvidamos del que nos lo dio y del propósito que tiene el que nos lo haya dado, pero si lo celebramos antes, nos dará la oportunidad no solo de disfrutarlo antes de recibirlo, sino para usarlo para la gloria de Dios justo cuando lo hayamos recibido!.

La cita de hoy nos enseña eso, que debemos esperar las cosas de Dios con fe y declarando que sucederán, aunque ahora mismo no lo veamos, de manera que cuando lo recibamos, podamos no solo gozarnos en ello , sino ponerlo a los pies de Dios, para que sea utilizado para su propósito y multiplicado por promesa, como ve?

Listo para celebrar la Pascua?, o bien la llegada de la libertad del Espíritu Santo que le fue prometido?

Rene Giesemann
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