Juan 9:1-3 (Reina-Valera 1960)
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?, respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Como muchas personas que me conocen y muchos que leen estas líneas saben, soy un personal enemigo del hecho de pensar que «Dios por algo hace las cosas» o mas aun de pensar que Dios castiga a las personas por sus hechos malos, la realidad, la desventura tiene que ver mas con la lejanía de Dios, pero no tiene nada que ver con un Dios molesto por esta lejanía, mas bien tiene que ver como consecuencia del cumplimiento de la ley de Dios en nuestra vida, aun cuando no la conozcamos.
La cita de hoy la use en el 2005 en una de las primeras ocasiones que me invitaron a predicar en un grupo de jóvenes, esta frase me impacto, ya que tiene gran razón.
Alguna vez dije, no es posible que alguien conozca a Dios sin que haya pasado por sus manos primero, hay personas que han tenido la bendición de crecer en un buen hogar con buena educación, con los principios de Dios inculcados en su vida, pero eso no le garantiza su cercanía con Dios, esto le asegura que si se mantiene en el fiel cumplimiento de la ley, recibirá todos los beneficios de esta, pero seguirá por los años viviendo por la misma ley, pero no es sino hasta el momento que tenga un encuentro cara a cara con Cristo, que podrá empezar a vivir por la gracia que este derramo en nosotros.
Al pecar Adán y Eva en el paraíso terrenal, ciertamente murieron, no en lo físico, sino en lo espiritual, es decir su espíritu que es quien se comunica con Dios murió, desde ese entonces, todos los hombres (me refiero a la raza y no al genero) nacemos muertos en espíritu y es por medio del nuevo nacimiento en Cristo que obtenemos este espíritu que nos ayuda a comunicarnos con Dios de nueva cuenta.
Al aplicar este pensamiento a la cita de hoy, le puedo decir que todos los hombres nacemos ciegos, porque la verdad no nos puede ser revelada, ya que nos falta esa parte que nos hará ver la luz verdadera y la verdad acerca de nosotros y no tiene que ver con que nazcamos impuros o contaminados con el «pecado original», sino que Dios desde el momento que Dios nos creo, nos creo imperfectos, sabiendo que le íbamos a fallar, de manera que vino al mundo, se colgó en una cruz por nosotros para manifestar su obra por y para nosotros y ser El mismo el que nos quite esa venda de los ojos y seamos parte completa de su creación, en otras palabras que seamos manifiestos de su obra cada uno en lo individual.
Si usted nunca ha recibido su espíritu de parte de Dios o no esta seguro de haberlo hecho, le quiero invitar a que haga la siguiente oración para que lo reciba:
«Padre eterno, se que desde que nací, nací incompleto y no tiene que ver conmigo, ni con la herencia de mis padres, sino que nací de esta manera, para que tu obra se haga manifiesta en mi, por tal, quiero pedirte, que quites esa venda que hay en mis ojos y que pongas en mi ese espíritu que se comunica contigo, para que así pueda ver y entender la verdad, tu verdad, que es única y absoluta, quiero que por medio de esa verdad pueda ser nacido de nuevo, salvo y hecho digno para poder así recibir de tus beneficios y vivir de manera agradable a ti, en el nombre de Jesús, te pido inscribas mi nombre en el libro de la vida y que pueda ser un hombre/mujer completo/a, ahora si a imagen y semejanza del que me creo, amen.
Si usted hizo esta oración por primera vez y la hizo de corazón, ha nacido de nuevo y entenderá, así como lo dice la cita de hoy, que el propósito de Dios no era juzgarle, sino atraerle a su luz y su verdad para manifestarse en usted, si hizo esta oración por primera vez en su vida, le felicito, esta a punto de recibir el favor del Padre ya que deja de vivir bajo la ley y recibirá los beneficios de vivir bajo la gracia!.
Rene Giesemann
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