Juan 13:34-35 (Reina-Valera 1960)
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Este devocional lo escribo desde un día antes, aprovechando mi estancia en el Aeropuerto de la Aurora en Guatemala y después de horas en meditar lo que me sucedió esta mañana que por un lado animo grandemente mi corazón y por el otro me preocupo y le quiero platicar porque.
Normalmente muchas personas toman el día domingo como descanso y parece que pelearan por las horas que se les hacen cortas para pasarlas envueltas en las sabanas, se levantan tan tarde como pueden alegando que es su día de descanso y que merecen dormir porque toda la semana previa a este día se esforzaron mucho.

Normalmente estas mismas personas (lo comento por los comentarios que he escuchado de ellas), entre semana se acuestan tarde, algunas hasta la 1 o 2 am leyendo, trabajando o haciendo cualquier otra cosa, mas tienen que levantarse temprano al día siguiente para ir a trabajar como todos los demás, por lo cual no me sorprende que estén cansados y quieran dormir cuanto pueden el día que no trabajan.

Por motivos de trabajo me toco trabajar con mis clientes hasta el día de ayer por la tarde, al salir, una de mis clientes me pregunto que cual era mi plan para el día siguiente a lo que comente que pretendía ir a la iglesia y al enterarse que iría a la misma iglesia que ella asiste, se ofreció a pasar junto con su familia por mí para ir a la iglesia, solo que me dijo que el servicio al que asistían comenzaba a las 7 am y que si no tenía inconveniente pasarían a las 6:45 por mí, a lo que asentí y les puedo decir que aunque fue algo nuevo, fui con un enorme gusto, una vez llegados esta mañana a la iglesia, me sorprendí como mas de 3,500 personas se abarrotaban en la iglesia para estar ahí a tiempo y al momento que empezaron los cantos de alabanza al unísono todos alabaron el nombre de Dios, no puedo expresar la sensación que tenía en ese momento, pero no había salido una sola nota de algún instrumento cuando la presencia de Dios se hacía tangible en ese lugar, pero sabe que, nadie menciono nada especial, solo es el día del Señor, como cada semana, hay un acuerdo entre Dios y los hombres para reunirse en ese lugar en esa hora y ambos estarán ahí en Espíritu y en verdad, es una cita de amigos, es una cita de amor.

Al salir del servicio y con la delicia de haber estado en presencia de Dios Johnny, Olga y sus hijos me invitaron a desayunar, eran las 9 pasadas de la mañana y era impresionante ver como los restaurantes de Guatemala se abarrotaban, los regalos se hacían presentes en las mesas y todos festejaban el día de San Valentín, como si hubiera una verdadera necesidad de expresar la amistad, si no lo hacemos así, entonces que hacemos el resto de los 364 días del año?, obvio, es lindo tener algo que celebrar, eso es lo que dicen muchos, pero se lo voy a poner de este modo, si fuéramos mas disciplinados (me incluyo) y organizáramos nuestro tiempo en la oficina y en la casa y durmiéramos temprano, todos los días, nuestros domingos no los desperdiciaríamos entre las sabanas, y tendríamos fuerzas y ánimos para pasar ese tiempo en compañía de los que amamos, así podríamos pasar 52 días especiales en compañía de ellos en vez de uno! Y ni que hablar de pasar ese tiempo efectivamente en presencia de Dios, no lo cree?.

La cita del día de hoy nos exhorta a amarnos los unos a los otros como Cristo nos amo, Cristo dio su vida por nosotros, ya que sin ello, no tendríamos la presencia de su Espíritu Santo que mora de constante entre nosotros, así, El puede amarnos siempre y hacer citas semanales en la iglesia con nosotros o bien diarias en nuestra intimidad con El, de manera que no tengamos que celebrarle un día al año y hacerle grandes regalos o sacrificios, si hiciéramos como El nos manda y amamos a los demás como El a nosotros, no necesitaríamos de un día en especial del año para abarrotar los lugares para expresar nuestro cariño, sino tendríamos corazones abarrotados de verdadero amor, no lo cree?.

Rene Giesemann
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