Santiago 4:10 (Nueva Versión Internacional)
Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.

Hay muchos términos que no terminamos de entender y por ello nos podemos ver limitados en el ejercicio de nuestra fe, y uno de los que mas comúnmente he visto y escuchado es el termino de humildad.
La humildad no tiene nada que ver con nuestras finanzas, ni con el hecho de poner cara solemne al momento de estar en una iglesia o acto de fe, no, para nada, dista totalmente de ello.
Hay personas que piensan que porque Cristo vino a la tierra y nació en un pesebre, fue pobre, y como menciona la palabra que fue humilde de corazón, relacionamos todo esto con la pobreza, la realidad es que JESUS no nació en el seno de un hogar pobre, la palabra nos revela que no había espacio en los hostales en los cuales habrían pagado por una habitación y tal como fue profetizado nació en un establo, mas esto no relacionado con su situación económica.

Lo que si aplica es que fue humilde de corazón, es decir, la palabra humildad viene del latín «humus» que significa tierra, es decir, Cristo al dejar su  lugar y embestidura de Dios, vino y se hizo hombre y vivió de acuerdo a las limitaciones de la tierra, por ello tuvo un corazón como el de los hombres, toda su naturaleza cambio a la de hombre, pero fue su Espíritu el cual no cambio y le mantuvo la identidad para que viniera a cumplir su cometido.
Al decir que Jesús tuvo un corazón humilde, reconocemos el enorme sacrificio que hizo, ya que pudiendo hacer muchas cosas espectaculares y grandes con el poder que tiene, se limito a su identidad en la tierra (humus), por ello fue humilde.

Cuando la palabra de Dios nos invita a ser humildes o a humillarnos, como en la cita de hoy, no nos invita a otra cosa que a reconocer nuestra limitación terrenal, hay cosas en las que no podemos, ni deberíamos de intervenir, es en el momento en el que damos paso a Dios a que obre en nuestra vida, por ello la cita de hoy nos promete que si tenemos la humildad necesaria para reconocer nuestras limitaciones y dejamos a Dios obrar en nuestra vida, El nos exaltara, es decir nos bendecirá con su favor, como fue su intención desde que nos creo.
La palabra «humus» también significa fértil en latín, es decir, si reconocemos nuestras limitaciones y permitimos que el Padre actúe en nuestra vida y deposite esa semilla, los frutos de nuestra humillación serán grandes, ya que no intervenimos nosotros sino El..

Si queremos ser bendecidos por Dios, tenemos que asegurar solo el ser buena tierra, así como haría un labrador, tenemos que limpiar y aflojar la tierra para que la semilla caiga y pueda echar raíces fácilmente, mantenernos así para que el agua (la palabra ) fluya y el fruto crezca más rápido.
Es mi invitación esta mañana a que se humille delante de Dios, reconozca su limitación terrenal y de verdadero paso a Dios en eso que esta orando y anhelando, para que sea un verdadero fruto de Él.

Rene Giesemann
giesemann@gmail.com
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