Santiago 5:7 (Nueva Versión Internacional)
Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia.

Últimamente he recibido muchos correos de quienes leen estas líneas y la gran mayoría tienen un común denominador, casi todas estas personas están esperando algo y están agotando su paciencia pensando que su bendición no vendrá pronto.
Todos sabemos que debemos de ser pacientes con Dios, y sabemos bien que los tiempos de Dios no son los mismos que los nuestros, pero lo asimilamos y lo entendemos bien por mientras suceda en la vida de alguien más, pero no en la propia, al momento que sucede en nuestra vida, entonces nos atrevemos incluso  a renegar de Dios.

Se de muchas personas que piden, y piden y piden y con ello piensan que oran, claro que pedir es orar, pero es solo una parte de orar, de hecho solo una parte muy pequeña, Dios anhela que tengamos una relación con El, el hecho por el cual nos anima en su palabra a que le pidamos es porque quiere incrementar nuestra fe al cumplir lo que pedimos, pero en realidad El conoce nuestra necesidad mejor que nosotros, solo que le gusta escucharlo de nosotros.
La cita de hoy nos dice que debemos de tener paciencia hasta que Dios venga, así como el agricultor y esto es una buena comparativa, ya que el agricultor no tiene como objetivo que lo que siembra crezca y madure, su verdadero objetivo es venderlo y obtener dinero para el sustento de su familia, pero reconoce cada etapa de su proceso, desde preparar la tierra, sembrar, regar su siembra, limpiar de maleza su campo durante el proceso de crecimiento, hasta que llega el tiempo de la cosecha y posteriormente el de la venta de aquello que sembró, pero hay un factor con el cual no puede intervenir, este factor es la lluvia, si por el agricultor fuera, el quisiera que la lluvia llegara desde temprano, esto le evitaría mucho trabajo, pero sabe y reconoce que no es así, por ello no le queda más que confiar en que llegara en el tiempo que él reconoce según las temporadas y tiene que estar preparado para que su siembre sobreviva y crezca durante ese tiempo.

Con nosotros no es diferente el proceso, pero por lo general queremos brincarnos ciertos pasos, pocas personas preparan la tierra sobre la cual quiere bendición (nuestras vidas), es decir, siempre queremos solo la bendición, pero no entendemos la bendición por tanto no sabemos qué es lo que debemos hacer para que permanezca en nuestras vidas, luego, no sembramos nada, o al menos no lo hacemos conscientemente, solo estamos esperando a que la lluvia llegue (la parte que Dios hace) para que podamos tan pronto como sea posible el cosechar a bendición aun sin saber si el fruto está maduro, le suena familiar?.
El devocional de hoy tiene una intención especial, el recordarle que la bendición no es solo trabajo de Dios y mucho menos una obligación de Él para con usted por el hecho de que usted le pidió algo, la bendición tiene más que ver con nosotros que con El, ya que todo lo que usted y yo esperamos, será de beneficio para nosotros en la eternidad, pero también tendrá un impacto en los demás, así como el agricultor recibe una paga por su cosecha, esta misma cosecha alimentara a muchos, por tanto, tiene que estar consciente de en qué etapa de su bendición se encuentra, hacer lo que le corresponde y asegurar que su bendición sea tan buena y fresca que alimente con fe a los que le rodean.

Rene Giesemann
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