Isaías 7:14 (Nueva Versión Internacional)
Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.
Creo que no conozco a ninguna persona que no quisiera que Dios le hablara, todos anhelamos saber la respuesta a muchas preguntas, pero no muchos las reciben día a día, me he encontrado con personas a diario que reaccionan a situaciones con la sospecha de que Dios quiso hacer algo por ellos o con ellos y hacen ciertas cosas, pero no tienen la certeza de que así fue.
Todos pasamos por esa etapa y no una sino muchas veces en la vida, es parte del proceso de aprender a conocer a Dios, El siempre es el mismo y nunca cambia, pero quiere que le conozcamos desde todos sus flancos, para ser bendecidos en todos los aspectos de nuestras vidas.
Hace un par de semanas platicaba con Wayne y Shelly acerca de lo que necesito en mi vida personal, y me dijeron algo me hizo reflexionar, me dijeron «ora y pregúntale a Dios que es lo que quiere en esta situación en especifico», hace un par de días platicaba con Gustavo uno de mis mejores amigos y le estaba platicando acerca de mis planes cercanos y hubo un momento en el que me detuvo y me dijo «ya le preguntaste a Dios que opina El al respecto?», también hable con Karla y estábamos platicando acerca de cosas que queremos hacer y me dijo «lo voy a consultar con Dios».
Todas las situaciones anteriores tienen un factor en común, el hacer parte de la situación a Dios y hay una gran diferencia entre pedirle a Dios algo y hacerlo parte de la situación, es por ello que muchas de las oraciones de las personas no tienen respuesta, ya que Dios solo ha sido involucrado como mandadero pero no como Padre y consejero, solo está ahí para cumplir pero no para participar.
Sé que la siguiente pregunta que usted me hará es «como hago para involucrar a Dios en mis cosas?, como sé que me responderá?», wow, que respuesta tan difícil y tan fácil la vez, pero no es nada de otro mundo, es tan sencillo como hacerlo desde el corazón, se lo voy a explicar:
Hace unos días le platique en estas líneas que tengo el gusto de tener muchos amigos y que a cada uno de ellos les pertenece mi corazón, cada uno de ellos es mi confidente y tengo la total y absoluta libertad de hablar con ellos y compartirles lo que siento, lo que pienso, lo que anhelo, sin miedo a ser juzgado y con la tranquilidad de que si algo sale de su boca es con la intención de edificarme y jamás de juzgarme, así mismo tenemos que hacer con Dios, tenemos que quitarnos la máscara y aprender a hablar cara a cara con El, entender que no podemos ocultarle nada y saber que lo que nos diga o responda es para nuestro absoluto bien, una vez que compartamos nuestro corazón con El, nos daremos cuenta que El hace lo mismo y nos permite conocerle, además en su palabra aprenderemos a entender sus maneras de proceder y aprenderemos a escuchar su voz y no solo lo que pensamos que es su voz, hasta el punto de estar seguros y proceder de acuerdo a su voz.
La cita de hoy nos habla de eso, de saber que Dios no nos dejara sospechar que fue Él quien nos hablo, El se asegura siempre de darnos instrucciones precisas, nos enseña a movernos con pasos firmes y nuestra santidad nos ayudara a abrir todos nuestros canales auditivos y perceptivos para entender claramente la voz de Dios.
Rene Giesemann
giesemann@gmail.com
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