Romanos 12:11 (Reina-Valera 1960)
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.

Dios se ha encargado de hacer las cosas perfectas y no nos ha dado oportunidad de que opinemos en ellas, además puso dentro de nosotros una conciencia acerca de la verdad, del bien y del mal, así que siempre sabemos dentro de nosotros lo que es bueno y lo que no y lo que agrada a Dios y lo que no, el que nos guste pasar por alto esta verdad es algo completamente distinto.

dios_paisaje_medLa Biblia nos habla de que Dios puso su ley en nuestros corazones y esto lo constatamos cuando vemos a los niños, estos, aun a pesar de su edad entienden cuando han hecho algo que no está bien, aun cuando no les ha sido enseñado, conforme ven el ejemplo de otros es cuando van cambiando sus hábitos y sus costumbres y pasan por alto esa verdad que está latente dentro de ellos.

Una de las cosas que menos nos gusta a las personas es el ser juzgadas, aunque tristemente es uno de los hábitos que mas practicamos hoy en día, el juicio no es más que una herramienta de auto justificación, es una manera constante de ver a las demás personas y calificar sus actos y manera de vivir para no tener que ver la propia y compararnos con lo que hay en nuestros corazones (la verdad escrita por Dios), considero que la mayor vergüenza a la que tememos es el darnos cuenta de que estábamos equivocados y el hecho de que otros lo notaran y nosotros «no».

Como se llega a ese punto?, es muy fácil, la justicia por propia mano es una manera de hacerlo, cuando alguien nos ofende y tenemos esa sensación de querernos desquitar, sucede con frecuencia que confundimos nuestro estomago con nuestro corazón, y hacemos lo que «sentimos» y olvidamos lo que dice Dios, El dice en su palabra que la venganza es de Él, en fin, cuando nos desquitamos, nos damos cuenta que en realidad no nos sentimos mejor, por el contrario, hay algo dentro de nosotros que nos acusa (lo llamamos consciencia), y es ese el momento que en vez de alinearnos con nuestro corazón, empezamos a compararnos con nuestro ofensor para ver su error y no el nuestro, desafortunadamente eso no nos va a ayudar en nada, solo nos va a confundir y nos va a alejar de vivir en verdadera bendición.

Por tanto, estamos tan llenos de excusas y juicios contra otros y contra nosotros mismos, que en el momento que se nos ocurre el servir a Dios no nos sentimos dignos, olvidando que es ese el preciso momento que debemos de acercar a Él, y no es que no nos sintamos dignos sino que nos da una mezcla entre pánico y pereza de enfrentarnos con lo que hay en nuestro corazón, y darnos cuenta que nos equivocamos, el error lo cometemos al pensar que somos nosotros los que tenemos que enderezar y corregir todo, cuando no es así, solo tenemos que reconocer lo que está mal y ponerlo delante de Dios, no tenemos que hacer cosas buenas, sino dejar de hacer las malas, y listo!, del resto se encarga El.

La cita de hoy habla de eso, que dejemos de ser perezosos en lo que requiere diligencia (en lo importante) para Dios y que le sirvamos, pero de acuerdo a lo que en el fondo (no de nuestra mente, sino de nuestro corazón) sabemos que es bueno y es verdad, para que podamos servir a Dios de acuerdo a lo que fuimos creados.

Rene Giesemann
giesemann@gmail.com
Página en Facebook

Rene Giesemann

Rene Giesemann

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *