Isaías 42:1 (Nueva Versión Internacional)
Éste es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu, y llevará justicia a las naciones.

Hawaii 107Este sábado conocí un grupo de misioneros, ninguno de ellos mayor de 25, mas bien en su mayoría cerca de los 18, cuando los vi, pensé para dentro de mí, son como todos los misioneros, tienen animo, están contentos y están pasando un buen tiempo, hicieron como muchos hacen, cantaron, actuaron un drama, pero al compartir de la palabra de Dios me dejaron verdaderamente impactado, creo que incluso me costaba trabajo cerrar la boca al escuchar que usaron la cita de hoy como fundamento de su ministerio.

Dios nos envió a todos a predicar su evangelio, a todos nos envió a hacer prodigios y milagros aun mayores que los que Jesús vino a hacer en su tiempo en la tierra, y no porque podamos aspirar a ser iguales o mejores que El (jamás!), pero porque nos dejo su Espíritu Santo como respaldo para ello, la diferencia entre unos y otros es la actitud y disposición con que lo hacemos, y como asumimos el papel que nos fue asignado, en ello llevaremos y recibiremos la bendición que Dios espera y quiere para nosotros y podremos hacer cada una de las promesas de la biblia ciertas para nosotros.

Es un hecho que no todos fuimos llamados a ser misioneros como los jóvenes que conocí, pero si todos hemos sido a ser imitadores de Cristo, cuando este fue obediente y fue bautizado según le fue instruido, los cielos fueron abiertos y la presencia de Dios descendió y dijo «este es mi hijo amado en quien tengo complacencia, a El oíd» (Mateo 17:5), así mismo nos fue prometido desde antes de la venida de este hijo y  así como dice la cita del día de hoy, podemos ser ese hijo en quien Dios se deleita, es decir, podemos ser aquel hijo que arranca sonrisas de constante del rostro de Dios y usando su favor para ser bendición y ser bendecidos en extremo.

Lo que me dejo impactado este fin de semana fue eso, la conciencia que tenían estos chicos al caminar y al actuar, que llevaban este respaldo de Dios y que ciertamente Dios se deleitaba en ellos y en lo que hacían, con la garantía de que si seguían con la misma actitud, serian siempre usados por l Padre.

Desde entonces mi mente y mi corazón están ocupados en aspirar a tener ese certeza de constante, no de vez en cuando, así como esos jóvenes se pararon delante de un grupo de más de 100 personas con la certeza de que lo que llevaban era de parte de Dios y que no era opcional, sino un obligación el hacerlo y compartirlo para que los demás fuéramos edificados y bendecidos, no se usted, pero es mi anhelo el tener esta sensación de constante, no lo quisiera tener y hacer usted?.

Rene Giesemann
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