Mateo 15:17-18 (Reina-Valera 1960)
¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?,Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.

Cuando hablamos con las demás personas pareciera que las podemos engañar, de hecho en muchas ocasiones lo podemos hacer, podemos disfrazar nuestra realidad, darle un matiz distinto y hacer ver a los demás lo que queremos que vean y no lo que realmente es, pero hay 2 personas a las que no podemos engañar, a Dios y  nosotros mismos, somos las personas mas consientes de lo que somos, de lo que estamos pasando y de lo que tenemos.

Con el tiempo he aprendido a hacer una cosa en particular, he aprendido a escuchar a las personas, he aprendido a ver sus gestos y a poner verdadera atención en lo que dicen, así aprendo a conocer lo que hay en su corazón y con ello he logrado hacer verdaderos amigos, ya que conozco lo que hay dentro de ellos y puedo además tratarlos como necesitan ser tratados, y usted se preguntara, como es que logro eso?.

La biblia nos dice que de lo que abunda en el corazón, de ello hablara nuestra boca (Mateo 12:34), esta es una verdad inevitable, un ejemplo de ello es una persona que se la pasa haciendo juicio de los demás, tiene una verdadera lucha en su interior, el mayor juicio que experimenta es contra sí misma, por ello y en su afán de que no se note, empieza a hacer juicio contra otros, así no se siente tan atacada por si misma.

También he conocido a personas que piensan que el mal les viene de fuera, bien recuerdo  el dicho que reza «dime con quién andas y te diré quien eres», la gente piensa que las demás personas son mala influencia para otros o para nosotros, pero la biblia nos dice que las malas conversaciones, son las que corrompen las buenas costumbres (1 Corintios 15:33), es decir, no importa que tan mala sea la persona con la que estamos, ya que no es sino hasta el momento en el que permitimos que el pensamiento de maldad entre en nuestros corazones, y lo expresemos por nuestra boca que la maldad se apodera de nosotros.

Recuerdo bien de niño cuando veía que a amigos míos no los dejaban jugar con otros niños que aparentemente eran de mala influencia para ellos, pero los padres en muy pocas ocasiones se preocupaban de hablar con sus hijos y escuchar sus palabras, por tanto no sabían lo que había en sus corazones, recuerdo mucho a mi Padre, el tomaba tiempo para platicar tanto con mi hermano y conmigo por separado , hablábamos por horas  y era ahí donde el aprovechaba para ser de influencia para nosotros, recuerdo muy bien, como el mismo nos explicaba los significados de las palabras y nos daba alternativas de cómo hablar correctamente, pero siempre nos explicaba el porqué.

Esta mañana le quiero invitar a conocerse a sí mismo, escuche sus propias palabras, note que es lo que habla y como lo hace, esto le ayudara a identificar que es lo que hay en su corazón y si pone mucha atención, podrá incluso notar cómo es que llego ahí, así podrá ponerle una solución y enderezar su corazón, y por tanto no tener que vender a otras personas una ilusión de lo que usted es, sino entregar al verdadero yo y poder hacer amigos para la eternidad.

Rene Giesemann
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