Este pasado fin de semana estuvo lleno de bendiciones, creo que podría escribir cientos de devocionales de lo que paso en el, no solo aprecie de gran manera la creación de Dios, sino me fue recordada la importancia de muchas cosas.

Este fin de semana pasado como le comente me fui de campamento a Tulum con un grupo de jóvenes, durante mi estancia allá, pude convivir a detalle con cada uno de ellos y así también el orar por ellos, al entender la problemática de su vida cotidiana, me fue prácticamente imposible el no poder recordar mis días en esa edad y las cosas que pase, me sentí muy afortunado de conocer a Dios desde pequeño y de siempre haber tenido personas a mi alrededor que se preocupaban porque tuviera una comunión con Dios, recuerdo con mucho cariño a grandes y chicos que estaban en mi camino y que oraban por mi y me lo hacían saber, como olvidar a Mabel mi prima quien estuvo ahí el día que decidí seguir a Cristo y a mis tíos quienes me regalaron mi primer biblia y se aseguraron de que la leyera, oraron por mi no para pedir sino declarar cosas en mi vida que hoy son un hecho, a  Miriam quien ahora años después tengo el gusto de estar en contacto de nuevo y tener una amistad con su familia, quien en el tiempo de la secundaria insistía una y otra vez que no me alejara de Dios, incluso me enviaba citas bíblicas y música que alaba a Dios hasta Alemania donde me encontraba estudiando o bien a Jessica, que sin conocer a Miriam tomo el mismo rol en la universidad, mis vecinos quienes a los 11 años me llevaban a la iglesia y muchos otros, wow, si me pongo a enumerarlos no acabaría de escribir el devocional de hoy.

La realidad es que el aprender de Dios desde pequeño fue un privilegio y no solo de palabra, sino con el ejemplo de aquellos que me enseñaban de El por medio de lo que Dios hacia en sus vidas y soportado en la Biblia, me hizo crecer mucho, no pude evitar el pasar por un tiempo tremendo de gran perdición en mi vida, pero siempre las oraciones y el ejemplo de las muchas personas que impactaron mi vida, me hicieron mantenerme lo mas firme posible, y forjaron al hombre que hoy tengo el privilegio de ser.

Cuando oraba por los jóvenes en el campamento me fue puesta muy clara la necesidad que tiene nuestra juventud el día de hoy, tienen mas acceso a información que antes no teníamos, y están mas expuestos a todo y cada vez menos a Dios, les urge que alguien les ponga un buen ejemplo de lo que Dios es y puede ser en sus vidas, solo que ¿quien es el valiente que lo hará?, yo me apunto, pero ¿quien mas?.

Como lo he comentado en estas lineas diarias, tengo un sobrino, que el solo pensar en el me roba el aliento (note al tío orgulloso), y Klaus (así se llama) comparte un gusto conmigo, el levantarse temprano, somos madrugadores ambos, por tanto cuando se queda a dormir a mi casa y es asombros saber como aun teniendo menos de 2 años de edad, entiende perfectamente de donde viene la bendición a su vida, diario salimos al jardín y me emociona el ver como el pequeño simplemente voltea al cielo y dice un aun mal pronunciado «hola» y un impactante «gracias» levantando su mirada al cielo y saludando hacia arriba.

La palabra de Dios nos enseña en la cita de hoy, que si instruimos a nuestros pequeños o nuestros jóvenes en Dios, cuando crezcan no se apartaran de el Dios que nos lo da todo, ¿no quiere usted eso para sus hijos?, ¿no quiere usted eso para sus amigos?, joven ¿no quieres eso tu para tu vida?.

Es mi invitación a que no solo se prepare en la palabra, prepare a las generaciones que le siguen, asegure que tengan esa comunión con el Padre, que su futuro este asegurado y que no solo vivan pensando que hay un Dios y que alguna vez verán su gloria, sino que les conste de que es un Dios vivo, y que su gloria es algo que se disfruta de manera diaria y que podemos hacer parte de nuestro diario caminar.

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