Cuando las personas hablan de religión hablan de lo que ellos creen o de lo que un grupo de personas en conjunto creen, aunque esto no tenga que ver con la personalidad de Dios, por tanto tienen el riesgo de perderse la oportunidad de ser bendecidas ya que limitan a Dios a ciertos hechos y maneras de manifestarse y no creen en aquello que su «fe» no testifica o certifica.
En ocasiones solemos creernos más inteligentes que Dios, creemos saber mejor que El lo que puede y lo que quiere hacer y lo compartimos con los demás y aun más triste, pretendemos que los demás lo crean también, aunque no sea verídico aquello que creemos o tenga un soporte en la palabra de Dios, o bien, creemos que lo que se vio en los tiempos en los que Cristo estuvo en persona entre nosotros, no se puede volver a dar en nuestros tiempos.
Dios no es convencional, El es dinámico, innovador y hará todo lo que sea necesario para que seamos salvos y se manifestara de maneras nuevas pero siempre con una guía y confirmación de que es El quien actúa en nosotros y confirmando el motivo de ello.
Así era en los tiempos bíblicos, los fariseos se limitaban a cumplir la ley, pero olvidaban los beneficios de decirse hijos de Dios y era más importante el cumplir las reglas y ser correcto ante los ojos de los demás, que el hecho de poder ser sanado de una enfermedad incurable y ser portador de la gloria de Dios y testimonio de que nuestro Dios es un Dios vivo y que no tiene límites en cuanto a hacer bien a sus hijos.
Hoy en día hay miles de personas que mueren víctimas de enfermedades que creen que no pueden ser sanadas y creen más en los veredictos de los médicos que en el poder de Dios, pareciera imposible pero su religión personal es más fuerte que la fe en un Dios que dio su vida aun por nuestras enfermedades.
¿Usted es parte de una religión? o ama al Dios vivo que nos dejo un libro en el cual aprendemos de Él, un Espíritu Santo que nos da su poder para hacer cosas fuera de lo convencional y nos hizo embajadores de su reino en esta tierra.