Hace días platicaba con alguien muy querida quien me decía que a veces pensaba que las cosas que anhelaba en su corazón jamás serian concedidas por Dios, ya que ha orado y ha pedido e incluso no sabía si el pedir orar por un marido para sí estaría dentro de la voluntad de Dios, a lo mejor no es parte de la voluntad de Dios el casarse, lo cual la ponía sumamente triste.
Al escuchar esto le comente que no me imagino que Dios tenga como parte de su plan para ninguno de sus hijos el estar solo, más bien lo contrario, desde el principio de los tiempos, Dios creó al hombre a imagen y semejanza suya, y al crear al hombre inmediatamente reflejo su corazón en el del hombre y supo lo que el hombre sentía, por tanto dijo «No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él» (Génesis 2:18), esto es una promesa de gran poder y de gran esperanza ya que nos da la garantía de que siempre habrá alguien «idóneo para nosotros» pero a menos que conozcamos la promesa, no la podremos reclamar.
Así mismo hay muchas cosas que nos agobian diariamente, cosas por las que oramos y muchas cosas por las que perdimos la esperanza o nos rendimos y por ello nos «conformamos» con pensar «Dios por algo hace las cosas», mas no es así, le puedo asegurar que para todas las cosas que usted espera, existe una promesa escrita por parte de Dios, pero si no la conoce, no sabrá como reclamarla y como gozar de ella. Dios anhela bendecirle, anhela que usted y yo seamos prósperos en todo lo que hagamos, solo que anhela que lo hagamos tomados de su mano y por la ruta adecuada.
¿Que espera para dejar de esperar y empezar a recibir?