Es asombroso como muchas veces podemos dejarnos agobiar por la opinión de las demás personas o peor aun por la opinión propia que nos puede llevar a condenarnos de manera constante, muchas veces somos exhibidos por los demás, por nuestros errores, por nuestras deudas por nuestro pasado y también lo hacemos en nuestra lucha interna de manera diaria en la que comparamos lo que quisiéramos o debiéramos ser con nuestra realidad, y oramos a Dios para que quite de nosotros aquello que no le es agradable, pero por lo general no lo pedimos adecuadamente, ya que olvidamos participar en el proceso de este cambio.
La cita de hoy nos habla de que David temía que lo apedrearan ya que su ciudad había sido cautiva y la situación en ese momento estaba fuera de su alcance, mas lejos de precipitarse a tomar decisiones que pudieran ser equivocas, hizo lo que todos deberíamos hacer, tomo su efod (vestimenta para ir delante de Dios) y consulto a Dios que hacer.
Para ir delante de Dios, había todo un ritual y había que tomarse su tiempo, y esto es precisamente lo que hizo David, se tomo su tiempo y dio la reverencia a Dios que merecería, era la única manera de que Dios podía fortalecerle y aconsejarle adecuadamente, con tiempo y en una comunión santa entre ambos.
Este día, le quiero invitar, no importa su situación o las muchas labores que tenga delante de si, tome un tiempo y entre en comunión con Dios, este tiempo será la mejor inversión que haga y notara como su oración será mas poderosa, como su respuesta llegara y como será fortalecido por el Dios que le amo primero.