De regreso en la Ciudad de México, venia manejando en el trafico y sin avanzar rápidamente, y observaba a la gente en los coches aledaños, los veía y me imaginaba que seria lo que pensaban, y recordé las muchas veces en mi pasado que en momentos como ese permitía que los pensamientos mas extraños asaltaran mi mente y como se podían anclar ahí y acompañarme a donde fuera y si no tenia cuidado podían llevarme incluso a hacer cosas que normalmente no haría.

Esto me llevo a recordar un programa que vi hace unos años, había una señora que era obsesiva de la limpieza y pasaba su día entero limpiando su casa… un día, decidió que estaba cansada y que se sentaría a mirar la televisión, y que no limpiaría mas esa mañana, al pasar la mañana, decidió que había limpiado lo suficiente y que no limpiaría en la tarde tampoco, su mente estaba tan dispersa que paso años sin levantarse de el sillón donde estaba al grado que había engordado mas de 100 kilos y que no se levantaba del sillón, y había aprendido a vivir en su propia inmundicia, todo por dejarse llevar por los pensamientos de un momento de ocio, ¡imagínese! ¡Un solo pensamiento transformo su manera de vivir y todo su patrón de conducta al grado de cambiar la limpieza extrema por un sillón lleno de desechos corporales!.

Con esto no le digo que no descanse, por el contrario, pero si, le recuerdo que debe de tener cuidado aun de lo que ocupa su mente, ya que aunque se lea exagerado, la historia que le conté es real y sucede diariamente en muchas variantes, los pecados comienzan siempre en un pensamiento que no va cautivo a Cristo, y nos permitimos darle rienda suelta a ese pensamiento al grado que transforma nuestro comportamiento y sin darnos cuenta le permitimos al diablo que nos tenga cautivos en una burbuja de la cual no vemos salida, esto lleva  a depresiones, pensamientos radicales que pueden llevar a cosas y acciones fuera de nuestro propósito en Cristo.

La cita de hoy nos enseña eso, nos dice que es lo que cada una de las 2 opciones que tenemos, el permitir que nos roben, destruyan y terminemos muertos, espiritual y tal vez físicamente o que nos esforcemos un poco mas pero terminemos viviendo en bendición.

Podemos tener abundancia en nuestra vida, solo debemos de decidir de que será esta, ¿de vida o de muerte? Recuerde mantener sus pensamientos cautivos en Cristo, así vivirá, florecerá, fructificara y vivirá no solo en usted, sino en los demás también, ¡su vida será tan abundante que se contagiara!

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