Hace un momento escuchaba que existen solo 2 maneras de vivir libres de pecado, la primera es el cumplir al pie de la letra toda la ley de Dios y la segunda es simplemente ser perdonado por medio de la sangre de Yeshúa (Jesús).

El problema de tomar la alternativa de cumplir la ley al pie de la letra, nos lleva al plano de lo imposible, y de la condenación, ya que es imposible el cumplir la ley (para eso fue creada) y viviremos con esa constante culpa y condenación de no ser perfectos.

Lo Interesante comienza cuando decidimos actuar por nuestra cuenta y hacer que la ley y la voluntad de Dios se empiece a adaptar a nuestra opinión, a nuestras circunstancias y a nuestro entendimiento, pues es ese momento donde comenzamos a pecar y ojo, no pecamos porque hagamos las cosa que parecen “malas» ó desagradables delante de los ojos de Dios, sino comenzamos a pecar cuando nos hacemos independientes de Dios y dejamos de considerarle en nuestra toma de decisiones, lo había pensado?

Debemos de tener muy pero muy claro que no se peca por obra, se peca desde el momento que permitimos que un pensamiento anide en nuestro corazón y en nuestra mente y que tome vida, es por eso que hay mandamientos tan claros en la Biblia como “no desearás a la mujer de tu prójimo”, es decir no nos es necesario entrar en contacto con la mujer del prójimo para ya haber pecado.

Como le decía previamente, hay quienes se aferran a lo poco que conocen de la ley y ante su frustración de no poder cumplirla, empiezan a tergiversar la verdad y empiezan a adaptar la voluntad de Dios, la ley de Dios e incluso su identidad a lo que viven, pues no lo pueden evitar, contener ó modificar, de modo que aseguran que Dios los ama de esa manera.

A lo que vale la pena aclarar, Dios nos ama aún cuando estamos en pecado, pero aborrece nuestro pecado y la manera en la que vivimos y el hecho de que hayamos pecado no evita que Dios nos ame, pero si evita y pone todas las barreras posibles para que Dios se manifieste en nosotros, y eso si está grave.

Pero no debemos de tomar las cosas en nuestro control, por el contrario, debemos de ser humildes y admitir que no podemos y que no sabemos cómo, de manera que abramos nuestro entendimiento y permitamos que Dios, no solo nos saque de ahí, sino que nos hable y nos diga qué es lo que habremos de hacer, porque sin su voz, nada, absolutamente nada será posible, pues esa es la manera en la que Dios nos revela en su Biblia que Él nos bendecirá.

La Biblia habla en multitud de ocasiones que Dios pretende cambiar nuestra manera de pensar, pues solemos pensar de manera independiente todo el tiempo, solemos incluir a Dios solo cuando lo necesitamos, pero no en el diario suceder de nuestra vida, eso quiere decir que todo el tiempo nos estamos midiendo nosotros y pretendemos ser agradables a los ojos de Dios como para “merecer” cosas buenas.

Dios solo pretende que nos rindamos, pero pretende que nos rindamos en el admitir que no podemos y que no estamos dispuestos a vivir de una manera gloriosa, de modo que le demos oportunidad que llene nuestros oídos de sus palabras y de sus maravillas, de modo que estemos expectantes de las cosas que habrá de hacer y de las cosas que nos habrá de poner como meta y que haremos por medio de la manifestación del Espíritu de Dios en medio y por medio de nosotros.

Por tanto el cumplir la palabra de Dios por nuestra cuenta no es más que un literal suicidio, pero si la podemos cumplir por medio del Espíritu de Dios, no sin antes haber reconocido que no podemos y que necesitamos de un salvador que nos rescate y nos de un nuevo estilo de vida para que podamos entrar en la dimensión del Reino de Dios.

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