Por favor no me mal entienda con el comentario que quiero empezar, pero ponga mucha atención pues es algo que puede cambiar su manera de orar.

Uno de los peores enemigos de nuestra oración es nuestra consciencia culposa, es decir, lo peor que podemos hacer es ir orar sin estar preparados para ello, sin tener un plan de oración y empezar a enumerar aquellas cosas que creemos que vienen de parte de Dios, como si con ello lo pudiésemos complacer.

Se lo voy a explicar un poco más detallado para que quede un poco más claro, muchas personas confunden el orar con pedirle cosas a Dios y cuando entran en consciencia de ello y no tienen una idea clara de cómo tener una conversación y un diálogo con Dios, caen en un ingenuo sentimiento de culpa y empiezan a “darle gracias” a Dios por cosas que suponen que vienen de Él, como la vida, la salud, el trabajo y qué se yo que tantas cosas, y creen que por decir “gracias” las circunstancias cambian.

Y cómo le decía al inicio, por favor no me mal entienda, no es mi intención el decirle a usted que ora mal, sino ayudarle a orar con consciencia y a tratar de alinear esa oración con la intención de Dios si me lo permite.

Lejos de hacer cosas comp para darle gracias por cosas “vanales” a Dios como las que mencionaba un par de párrafos antes, Dios ha hecho cosas mucho más interesantes que eso, piénselo de esta manera, la Biblia nos promete que la paga del pecado es muerte, es decir, diariamente, estamos condenados a la muerte a causa de nuestra vida cotidiana, pero no la muerte física, sino la muerte espiritual, la misma que hizo que Adán y Eva pasaran de estar en la constante presencia de Dios a verse desnudos y sentirse temerosos de Dios en un segundo, pues al morir en espíritu, dejaron de escuchar su voz y dejaron de buscar los intereses de Dios.

Cuando pienso en dar gracias a Dios, la verdad es que es algo que no me atrevo a hacer con ligereza, por el contrario, la Biblia nos previene de usar el nombre de Dios en vano, esto incluye tanto asuntos como usarle de testigo de algo que no es (el famoso jurar en vano), como atribuirle cosas de las cuales no fue partícipe ni tiene implicación.

Pero piense esto, a aquellos que deciden nacer de nuevo y hacer de Dios su Señor y Salvador, Dios les promete un espíritu, el cual les permite escuchar su voz, una sensibilidad y un entendimiento especial para su palabra y el participar de su Reino, es decir, en vez de ser ajenos y pedir cosas que no saben si recibirán, susurra a sus oídos cosas asombrosas las cuales solo tienen que repetir y declarara para que sucedan y con ello se hagan parte del Reino de Dios donde la abundancia es lo común y lo cotidiano y nuestra identidad es el ser parte de esa abundancia y no solo recibir su favor esporádicamente.

Por tanto, al momento de agradecer a Dios, debemos de meditar en su salvación en la tremenda y profunda oportunidad de no estar condenados a la perdición eterna y aunque no lo entendamos así de golpe a no estar condicionados ni sujetos a las consecuencias de nuestros actos, ya que si solamente viviéramos de esa manera, terminaríamos locos a causa de las voces en nuestra cabeza y los terribles remordimientos causados por la culpa cargada en nuestra consciencia, pues esta misma se cansaría en algún momento de solo vivir para sus propios deleites que son como un barril sin fondo.

Es por eso que Pablo les recordaba a los habitantes de Tesalónica el vivir en constante agradecimiento, no por el pan de ese día, no por la salud, sino por la oportunidad que Yeshúa (Jesús) nos dio de vivir, presenciar, testificar y ser partícipes de tremendos milagros, de ser quienes comprobemos que la palabra es viva y se cumple en todo tiempo y de que nada de lo que está escrito quedará sin cumplirse, no importa lo que opinen los que no creen, tenemos la oportunidad de creer y ser asombrados y maravillados por el Dios de la Biblia, hasta tener verdaderos, constantes y renovados motivos para agradecer todo el tiempo y llevar verdaderas conversaciones delante del Todopoderoso quien nos responderá revelándonos los planes que tiene para nosotros y haciendo crecer nuestra fe, cómo ve?

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2 Comentarios

  1. Silvia

    Muchas gracias!! realmente es muy cierto, nos enfrascamos en cosas menos maravillosas que el regalo de la Salvación.