En los últimos días he escuchado mucho la frase “creo que lo hice mal” cuando las personas hablan acerca de la oración y esto sucede porque pareciera que el orar se tratara de un acción – reacción, yo oro y a cambio de eso obtengo algo, pero el orar no se trata de eso, recuerda la famosa añadidura?, esa quiere decir que todo lo que necesitamos y todo lo que queremos, vendrá una vez que hayamos entendido de qué se trata el Reino de Dios y perseveremos en Él y de eso le quiero hablar el día de hoy en términos de oración.
No existe una manera correcta de orar, como tampoco existe una manera equivocada de orar, en mi personal opinión ó se ora ó no se ora, pero tiene que ver con el entendimiento de qué es lo que haremos más de el cómo ó el para que.
En otras palabras, hasta que no entendamos que Dios es nuestra meta y no las cosas que perseguimos en oración, no lograremos esa oración y ese encuentro con Dios que tanto anhelamos y se lo voy a ejemplificar de la siguiente manera, hace poco tiempo me hicieron llegar un video de una niña que supuestamente falleció y subió al cielo y se encontró con Dios, la verdad suelo poner mucha atención a ese tipo de materiales, pues pueden confundir mucho a las personas, el caso es que esta niña muere y Dios viene por ella, y la lleva al cielo y todo el tiempo su conversación tiene que ver solamente con asuntos relacionados con ella, su salud y su familia, y cuando Dios le dice que regresará, ella dice que si sin titubeos, pues todo lo que anhela es estar con su familia.
Esto puede sonar muy lógico, pero me pongo a pensar, que no es Dios nuestra meta?, qué no dice la palabra que vivir es Cristo y morir es ganancia?, en otras palabras, quien se encuentra con Dios no queda atónito y maravillado con la majestad y la inigualable belleza de Dios?, si nuestro destino es Dios, quien querría regresarse de su presencia?, qué no Dios tiene la capacidad de sanar los corazones de las personas que dejamos atrás por pasar la eternidad con Él?
Todas estas preguntas me hacen pensar y con esto, no invalido el hecho de que una persona pueda ó no pueda haber estado en la presencia de Dios, a mi no me toca juzgar esto, pero si me llama la atención que nadie hable de los detalles acerca de Dios y solo tenga un encuentro aparentemente unilateral con Dios.
Esto mismo nos sucede en oración, las personas acuden supuestamente a Dios para tener un encuentro con Él, pero se encuentran solamente con sus problemas, con sus necesidades y con la idea de ser agradecidos para poder provocar en Dios que les dé algo, pero nadie tiene la intención de verle, escucharse ó llenarse de Él y pocos pueden decir que la increíble belleza y la asombrosa majestad de Dios les abrumó en medio de su oración al grado que se hayan llenado de la visión de Dios y hayan entendido sus necesidades cotidianas como parte de una añadidura que precede al cumplimiento de la palabra y la visión que Dios les dio.
Y el detalle es que constantemente no percibimos a nosotros mismos como ajenos a Dios como si tuviéramos otra naturaleza distinta a Él y como si las cosas de Dios fueran difíciles y complejas y no de acuerdo a nuestra naturaleza semejante a Él.
Es por eso que Yeshúa (Jesús) nos instruía que para poder orar adecuadamente debemos de separar un tiempo específico e ir a la intimidad, no solo espiritual, sino también física, de modo que podamos percibir a Dios, pero no al Dios que luego creemos que está en todos lados, sino al Dios que habita en nuestro corazón y que brota desde adentro nuestro, de modo que nos inunde con todo lo que Él es, pero necesitamos ese tiempo a solas, sin distractores, para que su voz sea más fuerte que el ruido en nuestra cabeza, que nuestros pensamientos y nuestros sentimientos y que podamos ver como dentro de nosotros habita un ser más grande, más bueno y más poderoso que nosotros y las dimensiones de nuestro entendimiento y como ese ser (estamos hablando de Dios) puede y quiere transformarnos, desde adentro y no desde afuera como nosotros pretendemos.
Será entonces que nuestra vida cobrará el sentido que Dios siempre le ha querido dar, ese sentido de la prioridad correcta, donde nuestro anhelo será encontrarnos con Dios y el sentido donde lo cotidiano dejará de tener valor, pues será siempre próspero, pero siempre cambiante, pero el Dios grande, poderoso y amoroso, se mantendrá siempre fiel y siempre constante, y estará siempre listo y pendiente de nuestro encuentro.