Hace poco caí en cuenta de algo que es sumamente importante para la vida de cualquier hijo de Dios y esto es nuestro tiempo de sueño ó de dormir.

Muchos de nosotros usamos nuestro tiempo de dormir ó de sueño para descansar, y de cierta manera para desconectarnos de nuestro día, nuestros pendientes, nuestros problemas y todo lo que nos acontece día a día y pareciera que quisiéramos que llegara la noche, dormirnos y olvidarnos de todo, para que al día siguiente todo fuera distinto y pudiéramos por así decirlo empezar de cero, le ha sucedido?, a mi definitivamente si, de hecho incluso llegué a hacer siestas para desconectarme en el día de lo que me pasaba y refrescarme.

Es cierto que el sueño está ahí para ayudarnos a recuperar nuestras fuerzas y para tomar impulso para nuestro día, pero lo interesante es que no es solo por medio del dormir que lo hacemos, sino que Dios tiene mucho más para nosotros en ese tiempo y es como debemos de aprovecharlo.

La Biblia relata en repetidas ocasiones que Dios nos da sueños, los cuales obviamente suceden en nuestro tiempo de “descanso” en los cuales llena nuestro consciente y nuestro subconsciente de su visión de modo que vivamos nuestro tiempo activo de acuerdo a los sueños que Él siembra en nosotros.

El Salmo 139 nos advierte que ni aún en nuestros sueños podemos alejarnos de Dios, el Capítulo 2 del libro de Hechos nos promete que Dios dará sueños a los ancianos (aquellos que son maduros y sabios), de modo que el tiempo de descanso se torna en tiempo de reposo, y el reposo es aquello que Dios nos promete.

A qué voy con todo esto?, es sencillo, descansar es algo que nuestro cuerpo hace, reposar es lo que Dios nos da, pues agrega al descanso el factor de la confianza, y nos permite ir a descansar sabiendo que hay una visión que nos marca un rumbo y no tenemos que desconectarnos de lo que nos pasa, sino que reposamos en las promesas que nos hace.

Es justo a eso a lo que el Salmista se refería cuando escribió la cita de hoy, dormir confiado es dormir sabiendo no solo que Dios tiene nuestras vidas en sus manos, sino que también nos comparte sus planes, siempre podemos ir a la cama sabiendo lo que viene y que no hay inconveniente ni improvisto que no podamos enfrentar, pues Dios nos da la pauta para enfrentar las cosas sabiendo que hay un plan y con ello la capacidad no de resistir las dificultades, sino de caminar y ser de bendición.

Por tanto es importante, que no solo oremos antes de dormir, sino que invitemos y hagamos a Dios parte de nuestros sueños, para que Él pueda poner sus sueños en los nuestros y experimentemos lo que es el verdadero reposo.

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