Cuando tenemos fe, es importante tener una fe adecuada, para que de esa manera la palabra de Dios se cumpla y por el otro lado nuestra fe crezca, y el detalle está en que normalmente tenemos una fe intermitente, es decir solemos tener fe solo cuando lo necesitamos, pues en realidad no estamos por así decirlo “conectados” con Dios, sino entramos y salimos en una relación incierta con Él pues nos perdemos constantemente de la parte más importante de esa relación que es el escuchar su voz.
La pregunta que normalmente cualquiera haría en este punto es “y cómo hago para mantenerme conectado con Dios?” y aunque usted no lo crea, la respuesta es más sencilla de lo que usted cree.
Muchas personas tienen la falsa idea de que Dios le ama tanto que hace cosas buenas por ellas y les da cosas, pero esto no es cierto, Dios ya lo hizo todo por nosotros, nos dio a su Hijo unigénito quien murió en la cruz por nosotros y derramó su sangre por cada uno de nuestros pecados, incluyendo los que no hemos cometido, de modo que más que eso no puede hacer, entonces?, cómo es que recibiremos las cosas que necesitamos?
Existen 2 maneras de que recibamos todas aquellas cosas que recibamos, la primera es por el conocimiento de la palabra y el reclamo de cada una de las promesas que hay escritas en ella para nosotros, es decir, cosas tan sencillas y tan básicas como la economía, la salud, el bienestar, las relaciones exitosas, son cosas que Dios no solo prometió, sino garantizó para nosotros, solo tenemos que ir y entender en la palabra de Dios cada una de las condiciones que Dios estableció para cada promesa y listo.
La segunda y es de lo que le quiero hablar el día de hoy, es el hecho de que somos nosotros los que tenemos que orar (escuchar a Dios) y declarar con nuestras bocas lo que hayamos escuchado de parte de Dios para establecer cada una de esas cosas que se cumplan y creer firmemente en nuestra identidad a semejanza de Dios para que lo visible y lo invisible nos obedezca y las cosas simplemente sucedan.
Ahora bien, y como comenté hace un momento, el orar constantemente y el declarar todo el tiempo lo que Dios nos habla, nos hará reconocer que todo eso tiene un propósito y un sentido, y de simples seguidores de Cristo independientes, nos convertiremos en edificadores ó constructores, pues nos daremos cuenta que aquello que declaramos es parte de un todo mucho más grande y más complejo que simples detalles que antes pedíamos y que ahora se convierten en un complemento y viene por añadidura de lo que construimos y edificamos, es esa la manera en la que nos mantenemos conectados con Dios, entendiendo su propósito y caminando en dirección de las cosas que Él quiere hacer por medio de nosotros.
Creo que después del obedecer antes que opinar, este es el segundo principio más importante de la fe, el saber que somos nosotros quienes haremos todo aquello que antes pedíamos y que es nuestra responsabilidad el comportarnos como edificadores y constructores de aquel Reino que hemos sido llamados a edificar.