Alguna vez una gran amiga me dijo una frase que usó todo el tiempo «soy responsable de lo que digo, más no de lo que tu entiendas», la cual me hace mucha gracia, pero a su vez me hace pensar más en lo que digo y en el tono que sale de mi boca, para evitar tanto como puedo el generar un malentendido, ya que puede afectar lo que una persona cree acerca de Dios o de cualquier asunto.
Quiero entender que por ese mismo motivo Dios dio instrucciones a Juan el Apóstol de traducir tanto el Antiguo Testamento, como los evangelios y las cartas de los Apóstoles al griego, siendo este el idioma más descriptivo que existe y así evitando cualquier tipo de confusión, ya que normalmente no estamos acostumbrados a escuchar la voz de Dios, como para asegurarnos que es Él quien nos corrige cuando entendemos algo mal.
Con el tiempo y los medios de comunicación, el significado de las palabras se ha ido distorsionando, ya las palabras no significan lo mismo que cuando fueron creadas y cotidianamente aceptamos esto como un hecho y en ocasiones ya ni siquiera nos tomamos la molestia de investigar el significado de una palabra para asegurarnos de estar en el contexto adecuado en el entendimiento de cualquier situación.
Ha notado que antes la palabra amor tenía un significado profundo y perdurable y ahora cualquiera ama, y no solo eso, ama cualquier cosa, y con la misma facilita que dice hacerlo, lo deja de hacer, hoy en día pareciera que da lo mismo amar a una persona que a un bueno, plato de tacos, lo ha notado?
Palabras importantes como «pasión» se han dejado de utilizar adecuadamente y en ocasiones (no siempre) ya sólo se usan para denotar asuntos carnales y eróticos, y dejan de expresar el gran ímpetu y el corazón que hay detrás de una acción o palabra.
Piense en esto, hay citas como la de hoy que pierden significado por no entender adecuadamente la palabra pasión y no usarla con la intención del autor.
El autor usó la palabra griega «epithumia», que se refiere hacia el deseo a lo prohibido, en otras palabras a cualquier sentimiento natural que sea ajeno a reflejar el carácter de Dios, como la ira, el enojo, obviamente el deseo carnal, el anhelo de hacer daño y muchos otros que en ocasiones afloran en nuestro corazón cuando actuamos reactivamente.
Que interesante pensar en el actuar reactivamente, pero lo ha notado?, eso es lo que la televisión y los medios nos enseñan a actuar de acuerdo a las circunstancias y a nuestro alrededor, en la actualidad pareciera que somos incapaces de planear nuestra actitud, ya que siempre actuamos dependiendo de los demás y por lo general nos hemos acostumbrado a ser víctimas, lejos de ser vendedores en cualquier situación, esto es terrible.
A diario atiendo a decenas de personas que vienen a buscar consejo y la respuesta más comuna que recibo al exhortar a alguien a actuar planeadamente, es «tu no sabes como son las cosas», como sí eso importara, que no tenemos un Dios más poderoso que nuestras circunstancias y aún que aquellos que nos acosan?
Es justo por eso que los significados de palabras tan relevantes como amor, pasión y muchas otras se han desvirtuado, ya que han pasado de ser proactivas a reactivas, el amor ha dejado de ser una decisión y ha pasado a ser un sentimiento provocado, la pasión ha dejado de ser el ímpetu que poníamos a las cosas a algo que viene desde adentro de nosotros y nos sobrepasa no permitiendo que actuemos adecuadamente y todo porque así lo aprendimos en la televisión y los medios y no en un diccionario o en casas de nuestros padres como un valor.
La cita de hoy nos previene de reaccionar y nos invita a accionar de acuerdo a la justicia (el cumplimiento de la palabra de Dios), la fe (la convicción del cumplimiento de la palabra de Dios), el amor (la capacidad de decidir a favor de alguien), la paz (la confianza de que Dios tiene el control de nuestras vidas), si tenemos claros siempre estos conceptos y los llevamos a cabo, podremos hacer como nos sugiere el autor y viviremos una vida gloriosa, tal como Dios la planeo para nosotros.