Una de las cosas que he aprendido y disfruto mucho es el evaluar la veracidad de cada dicho, me emociona mucho el pensar que para cada pedazo de sabiduría humana, hay una respuesta Bíblica, entendiendo que la sabiduría de la Biblia nos acerca a Dios y que a veces, más seguido de lo que pensamos, la sabiduría popular, lamentablemente nos aleja de Él.
Un ejemplo de ello es el famoso dicho de “nadie experimenta en cabeza ajena”, ya que se tiene la creencia de que todos debemos de pasar por el mismo error para poder comprobar que estamos equivocados también, pero si lo pensamos detenidamente, es una necedad el pensar de esta manera, no fue acaso por eso que Dios escribió la Biblia? (a parte de tener la intención de que lo conociéramos a Él), para que aprendiéramos de los errores y los aciertos de los hombres a lo largo de miles de años y viviéramos aquello que Dios promete de manera más rápida?
Piénselo de esta manera, Jesús nos dijo “aquellas cosas que hice (milagros y prodigios) ustedes harán y aún mayores, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12), eso no significa otra cosa que donde Jesús terminó, es justo ahí donde nosotros deberíamos empezar y no en otro lado y desde el principio, pero a veces preferimos aplicar el dicho que lo que dice la Biblia.
Uno de los dichos que lamentablemente es cierto, es aquel de “mal de muchos, consuelo de tontos”, ya que es una manera común de escudarse en la mediocridad y el tener la excusa perfecta para no esforzarse, echarle la culpa a Dios de las cosas que no pasan con un “Dios por algo hace las cosas” y seguir viviendo de acuerdo a lo que vemos y no a lo que decimos creer.
Sabe, Dios planeó las cosas diferentes, Dios anhela que le reflejemos, que le imitemos y que vivamos como Él lo hace, si no, para qué habría enviado a Jesús, sino para ponernos ejemplo de como hacerlo?
Piense en esto, la gente suele decir “amigos tengo pocos, pero conocidos muchos”, y eso es un escudo para prevenir el ser heridos por otros al poner sus esperanzas o expectativas en ellos, pero Dios usó la Biblia para expresarnos la cita de hoy, la cual nos dice que si tenemos puestos los ojos en Dios y en el modo que Él hace las cosas, seremos inmunes a las heridas y a las rupturas del corazón, aprenderemos a no solo no ser heridos, sino a perdonar cuando ni siquiera nos hayan pedido perdón y sabremos con sabiduría poner la famosa “otra mejilla”, sabiendo que las cosas que otros hacen no son contra nosotros, sino es parte de su propia naturaleza confundida.
Me fascina el hecho de que Dios compare a los que viven de acuerdo a Él y no a las reglas del mundo con águilas, ya que en vez de vivir en medio de los problemas, vuelan sobre ellos, teniendo un panorama más amplio de lo que pasa y analizando las soluciones, en vez de dejarse envolver por las situaciones.
Es justo por eso que Jesús prometía que al que le creyera y le siguiera le habría de sobrevenir persecución, ya que la vida en Cristo no es una vida de tranquilidad, sino es una vida de constantes batallas, para las cuales necesitamos problemas y situaciones incómodas a vencer y superar.
Por tanto, que pretende ser usted, un simpático cachorrillo que busca tranquilidad y descanso en una vida cómoda y sin crecimiento, o la vida del águila que sobrevuela los problemas, que no se fatiga y tiene sus pensamientos y resultados alineados con los de Dios.
Es hoy el día que puede decidir empezar a hacer las cosas de manera distinta, a dejar de ser víctima y convertirse en vencedor, es sólo una decisión que tiene que volver a tomar todos los días y dejar de creer en Dios para comenzar a creerle a Dios, y con eso su vida, los resultados de sus decisiones y la manera en la que ve las cosas cambiarán radicalmente, porque vivirá de acuerdo al Dios al que le cree y no de acuerdo al mediocre promedio de las personas que se escudan en que a muchos otros les pasan las mismas cosas que a ellos.