Es cierto que a nadie nos gusta que nuestra verdad sea descubierta por alguien más, por tanto solemos tener una excusa para cada actitud y para cada acto que sabemos no es correcto en nuestra vida, y esto a su vez nos lleva a dejar de ver el pecado como tal, ya que tiene una razón de ser en alguien o en algo más que no somos nosotros.
Ayer tuve la oportunidad de ver un largo documental sobre un par de personas que habían decidido vivir de una manera incorrecta, obviamente, este documental fue realizado por ellos mismos y el documental empezaba con la justificación de sus actitudes, de modo que involucraron a todas las personas posibles para que testificaran en el documental que lo que hacían y las actitudes que tomaban eran normales, de modo que el vox populi les diera la justificación para ser y actuar de ese modo.
Más delante narraban y describían como este estilo de vida que habían decidido les había causado todo tipo de problemas y de adversidades y obvio, a lo largo de esta narración se hicieron acompañar de nuevo de todos sus seres queridos y cercanos para que avalaran su sufrimiento y ayudaran a generar la compasión (que en momentos parecía más bien lástima) por estas personas empeñadas en vivir de esa manera.
Al final fueron víctimas de una gran injusticia, y todo por aquellas personas que aparentemente no fueron “tolerantes» ante su libre estilo de vida, al que describían como “simple y diferente a lo convencional”, con el que según ellas no afectaban a nadie y se auto denominaban como ejemplo a seguir.
Al terminar de ver este largo documental, mi conclusión fue: vivían infelices, este estilo de vida les trajo infelicidad y el resultado fue sufrimiento, todo por querer hacer las cosas a su modo y tratar de imponer su estilo de vida a otros.
Y sabe, así viven muchas personas, tratando de encontrar una excusa o una salida para no hacer lo correcto, cuando en realidad no tienen idea del resultado que obtendrán o bien sabiendo perfectamente que jamás lograrán lo que esperan, pero ante la negación de Dios o de los demás, tienen la mejor excusa para fracasar en la vida.
No ha notado que el mayor culpable de las cosas que pasan en su vida parece ser Dios?, y sé que dirá “no yo no culpo a Dios!!”, pero que no es acaso una acusación el decir “Dios por algo hace las cosas”?, me parece inaudito cuando las personas usan esta frase, pues dicen amar a Dios, mas lo acusan de hacer cosas inexplicables y ocultas con motivos ajenos a nosotros y todo esto “para nuestro bien”!, cuando en realidad en la gran mayoría de las ocasiones no le damos oportunidad de intervenir en nuestra vida, solo le hacemos partícipes de lo que esperamos de Él sin tomar en cuenta su opinión, ni su palabra.
Lo más triste del asunto, es que lejos de cambiar, regresamos una y otra vez a la misma actitud, y tratamos de justificarnos de todo tipo de maneras, como las personas del documental, quienes pareciera que prefieren tener la razón (aunque no la tienen) a vivir felices, si no, de qué les sirve hacer un documental sobre el fracaso que es su vida?
La Biblia nos dice que Dios tiene pensamientos de bien para nosotros, pero nos deja claro que para descubrir esos pensamientos debemos de conocer a Dios primero, escuchar su voz y luego seguirle y no simplemente actuar y pretender que Dios solucione todos nuestros errores, no lo cree?
La cita de hoy es una fuerte y que pareciera dura, y lo es, pero es cierta, así como los perros vuelven a su vómito, así son quienes pretenden vivir bajo el lema de “Dios por algo hace las cosas” y regresan a sus actitudes cotidianas sin recibir lo que anhelan o aquello por lo que han orado y pedido tanto, y nunca se toman la molestia de pedir a Dios su opinión para luego obedecerla, perdieren documentar sus fracasos y alimentarse de la compasión y la lástima de los demás.
Le invito, le exhorto a que no viva de esta manera, Dios nos ha dado la oportunidad de vivir en constante victoria y sin sufrimiento, pero hay que creerle a Él y no a lo que vemos y sabemos de los demás y muchas veces no a lo que sentimos, pues puede venir de la parte engañosa de nuestro corazón.