El día de ayer tuve una de las pláticas mas impresionantes de mi vida, hacía muchos años que no tenía que detenerme y reflexionar todo acerca de mi fe y como es que he llegado a donde estoy y como ayudar a otros a desarrollar su fe.
Ayer platicaba con un hombre que me decía que su vida había llegado al límite, que había tocado fondo y no sabía como seguir adelante, esto no es algo fuera de lo común para mi, seguido atiendo personas con este tipo de situaciones, de modo que empecé a hacerle preguntas y a tratar de ayudarle a desenredar sus asuntos de modo que pudiéramos ambos ver cada situación por separado y darles solución dentro de lo posible, obvio todo esto guiados por el Espíritu Santo.
Como es común pudimos ir dándole solución a algunos asuntos menores, fuimos encontrando respuestas bíblicas a otras situaciones, las cuales nos dieron al menos una idea de por donde continuar para solucionarlas y muchas situaciones vimos que se habían ido transformando desde que este hombre ha estado leyendo su Biblia y ha estado conociendo quien es Dios y por ende quien es el, es decir, de acuerdo a la palabra de Dios, Dios mismo ha tomado control de muchas situaciones, solamente por el hecho de conocerle y aprender a confiar en Él.
De modo que en solo cuestión de minutos, este hombre podía respirar y se sentía mucho, pero mucho mas ligero, por lo que traté de ayudarle a desarrollar un método para no revolverse de nuevo y a no mezclar los asuntos, para no perder la perspectiva y no sentirse sofocado o ahogado de nuevo, pero fue entonces que lo interesante sucedió, me hizo un comentario que casi me tumba de la silla.
En un segundo este hombre le dio vuelta a la conversación y me dijo “René, todo lo haces ver tan sencillo y tan fácil, en realidad así de fácil es?”.
Ufff!, que tremendo comentario! y que tremenda responsabilidad de responder adecuadamente, ya que si no lo hacía, podía derrumbar todo lo que Dios había hecho en ese hombre esa mañana y no solo regresarlo a donde estaba, sino enviarlo más confundido que antes, en pocos segundos empecé a dudar de lo que respondería, pero como siempre y afortunadamente Dios me dio la respuesta y con ello una gran lección que le quiero compartir.
Era un hecho que Dios nos había guiado a encontrar soluciones y métodos relativamente fáciles de realizar a cada una de sus situaciones, pareciera que todo lo que teníamos que hacer era ordenar un escritorio lleno de papeles desordenados, pero cuál era la receta secreta?
Y de repente lo entendí, lo difícil de cada situación no es el encontrar la solución, lo difícil es creer, pues muchas veces decimos creer en cosas que queremos que sucedan o cosas que entendemos de Dios, pero lo difícil es creer que Dios está en medio de cada situación y el poder percibirle en medio de cada una de ellas, para poder definir hasta donde obramos nosotros y hasta donde Él.
Cuando entendí esto hablé largamente con este hombre y por mucho rato estuvimos entendiendo acerca de qué creer, es decir, cuando el tenía claro en su corazón que necesitaba ayuda de Dios y que un hombre como yo le podía ayudar, Dios empezó a obrar, ya que el dejó cada asunto en manos de Dios y fue Dios quien le proveyó de una solución tangible a cada cosa, pero cuando dudó de Dios, las cosas se pusieron difíciles de nuevo.
Es por eso que Jesús lo aclaraba a toda persona con la que tenía contacto, siempre preguntaba “estás dispuesto a creer en el hijo de Dios?”, a lo que muchos respondían “claro!, quien es?, para crees en Él!”, sin darse cuenta que lo tenían enfrente, y no era importante que no lo hubieran reconocido al instante (aún nos sucede hoy en día), sino lo que sucediera a partir del momento que entendieran que estaban frente a Él y que a partir de ese momento su vida tenía que ser diferente y tenía que ser transformada por el puro hecho de haberse topado con el Hijo de Dios en persona.
Fue una delicia entender esto junto con aquel hombre que había llegado lleno de problemas y ahora se retiraba erguido y confiado, sabiendo que no eran las soluciones que había recibido las importantes, sino que aquello que ha aprendido a creer por medio de las escrituras y por su intimidad con Dios lo que lo ha llevado a cambiar radicalmente de un día a otro.
Por tanto le quiero preguntar a usted, que es lo que cree?, lo que cree le lleva a una nueva dimensión y transforma su vida día a día?, verdaderamente lo hace?, o cree usted más en lo que le dijeron y en lo que le inculcaron que en el verdadero Dios vivo?, vive usted en la dimensión donde todo le es posible o vive en la dimensión del “Dios por algo hace las cosas” y tiene una lista de oraciones no contestadas y sinsabores en su relación con Dios?
Si por alguna razón no se encuentra usted en la dimensión del creer, ver, hacer y recibir constantemente, le urge ponerse en contacto con su Biblia, para que esta le abra las puertas a la verdadera intimidad del Dios vivo, y empiece ahora si a hacer como dice la cita de hoy y a vivir de una manera gloriosa.