Tener fe es tener la certeza de algo, es el saber que sucederá, pero tener fe, no siempre es algo que se nos facilite y a veces no sabemos como tener fe.
Es un hecho que tenemos autoridad espiritual para declarar cosas, nuestra boca es un arma poderosa, pero depende mucho de qué usemos como municiones con esa arma las cosas que obtendremos, pues no solo Dios tiene poder, sino nuestro adversario también lo tiene, y aunque bien es cierto que ya fue vencido en la cruz, intenta confundirnos todo el tiempo.
Jesús sabía esto y siendo Él quien se paraba frente a los hombres y teniendo la posibilidad de sanarles, tenía como condición el hecho de que creyeran en Él como hijo de Dios, de modo que su poder pudiera tener un efecto en ellos, ya que si no lo creían, simplemente no sucedería, esto lo podemos ver en Mateo 9:29, donde Jesús le aclara al ciego que conforme a su fe, recibirá lo que espera.
Es justo aquí donde la cosa se pone interesante, ya que las personas suelen creer en que Dios les cumplirá lo que desean, pero a veces esto que desean no tiene un fundamento y a veces no tiene un propósito, no da gloria a Dios y no las lleva a ningún lado, pero aún así pasan largos ratos pidiéndolo y justificando el incumplimiento de su petición con un “los tiempos de Dios y los tiempos del hombre son distintos” o bien con un “Dios sabe porqué hace las cosas”.
Yo conozco a un Dios distinto, a un Dios que responde tal como la palabra lo dice, como relámpago y como rayo, un Dios que se luce en sus propósitos y un Dios que ama consentir a sus hijos, y que hace lucir su poder por medio de ellos, un Dios que es abundante en todos los sentidos y que se deleita en quienes creen y cumplen su palabra y que sólo espera que hagamos como nos indicó.
Por su parte, nuestro adversario anhela retenernos en esta tierra, pero lo hace de una manera que no percibimos, si alguien domina el uso de la Palabra de Dios es él, y la usa en contra nuestra, si lo nota desde el libro de Génesis se ha pasado tergiversando todo lo que Dios dice, es decir, usa nuestra propia fe para engañarnos y que no avancemos, ésta técnica le ha sido tan exitosa que incluso la intentó usar con Jesús mismo, inaudito, no?
Por tanto podemos entender que nos encontramos en un constante ataque a nuestra mente, donde no Dios, sino Satanás prueba nuestra fe todo el tiempo, donde Satanás quiere confundirnos y usar lo poco (si, si dije poco) que conocemos de Dios en nuestra contra.
La gente podrá decir lo que quiera, puede asegurar que tiene fe, puede agarrarse de lo que le “inculcaron”, puede caminar por el mundo diciendo que siente la presencia de Dios, pero si no tiene un adecuado conocimiento de la palabra de Dios y no la ama, no puede decir que ama a Dios y pasará su vida entera sobreviviendo de los pequeños momentos de manifestación de Dios en vez de vivir una vida gloriosa como se nos ha prometido.
A veces lo que queremos y aquello por lo que oramos no es precisamente lo que Dios tiene en mente para nosotros, pero podemos optimizar nuestra fe basándola en la palabra de Dios para poder asegurar que todo aquello que anhelemos nos sea dado y nuestro adversario avergonzado.
Me encanta la manera en que la Biblia describe los engaños de Satanás, llamándolos “flechas encendidas”, yo quiero imaginar que nos arroja “papas calientes”, para ver si sabemos que hacer y digamos lo que sea para salir del paso y lograr desviarnos de nuestro objetivo, aunque usted no lo crea, nuestro adversario juega con nuestra mente, haciéndonos creer que tenemos fe, cuando en la mayoría de las ocasiones no tenemos idea de lo que hablamos.
No es mi intención desanimarle, por el contrario, quiero alentarle a que deje de vivir como los demás lo hacen, quiero animarle a que empiece a caminar en verdadera fe, para que deje de creer que cree en Dios y empiece a creer en las garantías de la abundancia y la bendición y cuando esto suceda, todos le vean porque refleja al Dios todopoderoso y al Creador del cielo de la tierra, que le parece?