A veces es interesante pensar en como Dios ve las cosas de manera distinta a nosotros, y aún así nos atrevemos a hacer las cosas a nuestro modo y no al modo de Él, de hecho, aunque a veces no lo parezca, su modo ni siquiera nos interesa, piénselo de esta manera:
Desde que me mudé a Guadalajara en México, he adquirido una nueva afición por los árboles, es fascinante vivir en una ciudad tan verde y con tal variedad de árboles por todos lados, pero sabe, lo que mas he disfrutado de todo son sus temporalidades, por ejemplo, nos encontramos en una de las épocas mas bellas del año, la ciudad pareciera vestirse de lila, ya que las jacarandas están floreando y por donde quiera que uno pasa hay un árbol que roba la mirada por su intenso color y su frescura.
Cada primavera pienso en que bello sería si las jacarandas permanecieran en flor todo el año, pero luego viene a mi mente el verano, donde el sol es mas intenso y donde el follaje protege a las casas y los negocios del impacto del sol y eso es algo que no sucede cuando están floreando los árboles, por tanto tengo que reconocer que es muy bueno que cada estación tenga su característica, mi vida no sería igual sin la sombra de los árboles, ya que es esa sombra la que me permite disfrutar mas de mi coche descapotable, que difícilmente tendría en otra ciudad.
El verano tardío es una época fascinante, ya que toda la ciudad se llena de frutos, mi ciudad se caracteriza por tener árboles de naranja y mandarina en los camellones en ciertas partes de la ciudad y los colores de los frutos y la convivencia que estos provocan no tienen igual, pareciera insignificante, pero el árbol de limas que esta a la puerta de mi casa ha provocado el tener una excelente relación con mis vecinos que vienen a diario a pedir permiso para cortar un par de frutos y llevarlos a casa.
Ahora imagine esto, imagine que un árbol decidiera guardar toda su riqueza, imagine que un árbol quisiera tener flores y follaje al mismo tiempo y que decidiera no mudar sus hojas y que se llenara de estos, de modo que sus ramas se hicieran pesadas y tal vez inhabitables para los animales que moran en ellas, todo por su afán de tener mas de aquello que se renueva cada año, creo que los árboles se convertirían en algo feo y abultado en vez de algo fresco y agradable a la vista como hoy, no lo cree?
Probablemente las personas ya no disfrutarían de la sombra de los árboles porque tendrían miedo de que una de las pesadas ramas se quebraran y les cayeran encima en cualquier momento, un árbol se convertiría en una amenaza en vez de algo agradable.
Es por eso que Dios tuvo cuidado de que todo tuviera una época, un ciclo y se renovara constantemente, para que siempre luciera y siempre dependiera de Él para poder cumplir con su función y que al cumplir su función le reflejara a Él y le diera gloria.
Aunque muchas personas entienden que los árboles y todo lo que hay en la naturaleza se tiene que renovar, no entienden que con nosotros tiene que suceder igual, hay quienes dejan de renovarse por acumular riquezas, o pasan tanto tiempo tratando de influir en otros y ganar poder que dejan de disfrutar cada etapa de la vida, hay quienes quieren crecer tan rápido que dejan de ser jóvenes a temprana edad o quienes se resisten a envejecer y pasan mas tiempo sufriendo por el paso de los años que disfrutando esa etapa.
Hay quienes no superan la muerte de los seres queridos que Dios decidió llevarse, y no viven, ni disfrutan la etapa que les toca vivir y no se renuevan ni se abren a nuevas relaciones ni a nuevas personas en su vida, esto es tan ilógico como si cada árbol peleara que no le roben sus manzanas y prefiera tener las ramas llenas de manzanas podridas que contaminen a las nuevas y frescas que compartirlas.
La cita de hoy habla de eso, de que nosotros podemos aprender a ser justos y que esa justicia nos hará como las ramas de los árboles, siempre con hojas nuevas, siempre listas para dar frutos y nunca solas, pues aún en la época de invierno habrá un ave que anide en nosotros y cante.
Se que lo que le cuento suena hasta cierto punto algo romántico, pero sabe, Dios es un romántico de primera y un cursi inigualable, y fue Él quien inspiró la Biblia y nos puso estos ejemplos, ya que nosotros somos el objeto de su amor y así como los que vivimos en Guadalajara hemos aprendido a disfrutar y a amar cada estación del año y cada etapa de la naturaleza, así hace Dios cuando nos atrevemos a pasar por cada etapa de la vida y a renovarnos constantemente para ser una adoración fresca y agradable a su vista.