Tengo semanas meditando acerca de las relaciones de Dios con las personas, o mejor dicho, de las personas con Dios, ya que cada persona tiene una idea por completo distinta de como relacionarse con Él, aún cuando en esta “relación” su opinión (la de Dios) no sea tomada en cuenta, curioso, no?
Piense en esto, normalmente hacemos las cosas sencillas difíciles, es decir, batallamos por gusto, siendo que la vida es simple, y más de la mano de Dios, pero pareciera que tenemos una necesidad tatuada en nuestra mente de complicar las cosas como si eso nos hiciera especiales o si con eso pudiéramos justificar todas las cosas que no suceden en nuestra vida.
Solemos leer libros de cientos de autores que “hacen nuestra vida mejor”, pero no crecemos realmente con ellos, es decir, nos alimentan, pero no nos nutren, no crean cambios drásticos en nosotros, también, vamos a muchas conferencias y atendemos a todo tipo de ideologías que nos prometen una vida mejor y ciertamente tienen un efecto en nosotros, pero nunca dejan de crear una necesidad, porque de alguna manera, todas estas ideologías están impulsadas por la mercadotecnia y necesitan vender para poder subsistir, si no, aun el aclamado Deepak Chopra hubiera dejado de escribir, no lo cree?
Y con esto no le quiero decir que esté en contra de este tipo de ideologías o conceptos, por el contrario, soy un interesado en aprender mas de muchas personas y leo mucho de autores con propuestas nuevas y atractivas, pero siempre teniendo en cuenta una sola cosa, Dios lo logró todo en un solo libro, solo vino una sola vez y se fue y su efecto sigue siendo eterno, y aún así decidimos no leer su libro y no creer en la vida que nos promete, interesante, no?
Si lo pensamos detenidamente, es un juego de control, nos gusta que nos den información y recetas que nos permitan medir y controlar nuestro crecimiento o nuestro desarrollo, aún teniendo en cuenta que nunca llegaremos verdaderamente a donde pretendemos llegar, ya que no sabemos si estaremos contentos con el resultado final, esto es tan sencillo como comparar una cirugía estética con el ejercicio, quienes se operan saben lo que esperan mientras los que se esfuerzan ejercitándose no saben si se rendirán a mitad del camino o si siquiera llegarán al final de su cometido, interesante, no?
Por tanto, preferimos las cosas difíciles y no las fáciles, ya que las difíciles tienen intervención nuestra, y las fáciles son controladas por Dios, y aunque no lo queramos admitir, nos cuesta trabajo confiar con Dios, a pesar de que siempre nos ha mostrado su lado fiel y su lado bueno.
Los motivos mas comunes de esa desconfianza es nuestra total y absoluta ignorancia de quien es Él, por ejemplo, hay quienes no se quieren acerca a Dios porque no quieren dejar de llevar la vida que llevan, aun cuando esta pudiera no ser tan mala, siendo que Dios no nos pide nuestra manera de vivir, sino nuestro corazón, y será Él quien nos hable en lo íntimo y en lo personal de las cosas que quiera poder cambiar, convenciéndonos previamente de ello, y siempre con nuestro consentimiento.
El problema es que creemos que tenemos que cambiar, y eso sería tan drástico como tener que admitir que Dios se equivocó al hacernos y tiene que cambiar algo mal hecho por algo mejor, siendo que en realidad solo quiere transformarnos, en otras palabras, quitar aquello ajeno a Él de en medio de nosotros y regresarnos a nuestro estado original.
De eso es de lo que se trata la Biblia, de regresarnos a nuestro estado original y aunque le pareciera difícil de creer, al grado que todo lo que nos estorbe sea quitado, inclusive la ropa, ya que cuando nuestra mente y nuestro corazón sean restaurados al estado natural como fueron creados, esas cosas dejarán de tener importancia.
Y por favor no crea que ando promoviendo una doctrina que anuncia la desnudez!, no, por favor no!!!, es solo un ejemplo de todo aquello que nosotros hemos creado e inventado al creer mas en lo que sabemos y menos en lo que Dios dice de nosotros.
Es por eso que la cita de hoy me emociona tanto, ya que en el final de los tiempos, nuestra mente y nuestro corazón serán renovados, al grado que sean hechos nuevos y limpios de todo pensamiento que nos ata al mundo, solo Dios nos puede hacer nuevos en vez de cambiarnos como pensamos, y esto lo puede hacer tan rápido o tan lento como nosotros decidamos, tan rápido o tan lento como querramos creerle a Él y tan rápido o tan lento como esperemos un verdadero cambio en nuestra vida, para reflejarle a Él.
Piense en esto, si usted no esta preparado para ser hecho nuevo como la palabra lo declara, a lo mejor no esta preparado para una relación con Dios, y sé que esta frase suena dura y suena retadora, pero no cree usted, que es preferible el ser honestos con nosotros mismos antes de seguir pensando y engañándonos ante una relación que no tenemos y que no estamos dispuestos a dejar que Dios tenga con nosotros?
Está usted preparado para que sea Él quien haga cosas nuevas en usted a pesar de que usted solo pueda dejarse y no opinar?, si es así prepárese para brillar y para tener la mejor vida que haya usted soñado jamás.