Imagine que alguien le regala a usted un Ferrari del año, simplemente así y sin ninguna condición, yo quiero pensar que después de observarlo innumerables veces y limpiarlo otras tantas y haber posteado mil y un fotografías de su coche nuevo en Facebook, buscaría cualquier excusa para salir en el, aunque fuera a la tienda de la esquina, pero a todo lugar se ofrecería a ir y a hacer la mas sencilla de las diligencias con tal de escuchar el rugido de su motor y sentir la potencia de uno de los coches mas envidiados del mundo.
Ahora imagine esto, imagine que aquella persona que le regaló el Ferrari le dijera que solo lo puede usar para cosas importantes y en las que tuviera que recorrer mínimo 400 kilómetros a la vez, que frustración, no?, que terrible debe de ser el tener un Ferrari y no poderlo usar!
Esto que le cuento, no es del todo absurdo, suena así por ser un ejemplo exagerado de algo que difícilmente sucederá, ya que lamentablemente no hay quienes anden regalando Ferraris por ahí, pero si hemos recibido cosas mayores y que nosotros mismos nos condicionamos en usar.
Cuando decidimos entregar nuestra vida a Dios y nacer de nuevo, Dios pone en nosotros una serie de beneficios y garantías, una de esas garantías es la victoria, es decir, Él estará con nosotros a partir de ese momento y no importa que tan difícil sea nuestra situación, si nos dejamos ayudar por Él, nuestra victoria esta siempre garantizada, el problema es que muchas veces, o bien la mayoría lamentablemente no estamos dispuestos a ganar esas batallas y no estamos dispuestos a ser vencedores y victoriosos.
No se exactamente de donde viene, pero existe la falsa creencia de que cuando las cosas están “bien” con Dios, no deberíamos de tener problemas y nos sentimos bien y amados por Dios cuando las cosas parecen estar tranquilas y nos quejamos y llenamos de dudas, temor y culpa cuando no es así.
Jesús mismo lo dijo, que aquel que decidiera seguirle tendría como garantía la persecución, es decir, los problemas serán algo prácticamente cotidiano, pero de la misma manera lo será la victoria, Dios quiere demostrar al mundo que está con nosotros y para quienes creen que Dios es bueno y da tranquilidad, están equivocados, Dios es un Dios que ama mostrar su poder y su favor en todo momento, desde el antiguo testamento esta demostrado de esa manera, note como Dios sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto y los llevó a la tierra que fluye leche y miel, pero note que no los llevó a que tendieran bajo un árbol a recibir sus beneficios, sino que los equipó durante 40 años para luego hacerles conquistadores y les enfrentó a todo tipo de inconvenientes para que lucharan en el nombre de Dios por la tierra que les fue otorgada por la palabra de Dios, y vea como mas de 5,000 años después, lo siguen haciendo.
La cita de hoy nos habla de eso, nos dice que tenemos que cuidar nuestro corazón y hacer siempre lo correcto y lo adecuado, y con ello la gracia y la gloria de Dios estarán siempre con nosotros y Dios nunca nos negará ningún bien si hacemos así.
Creo que la he mencionado en varias ocasiones, tengo una amiga que solía decir que cada vez que se acercaba a Dios, los problemas y situaciones adversas se le venían encima, lo que no sabía es que primeramente Satanás estaba tratando de distraerle, pero mas importante aún, Dios estaba tan placido de su regreso, que pretendía mostrarle lo que Él es capaz de hacer por ella y cualquiera que se acerque a Él y poner victoria en su vida, para hacerle sentir respaldada y protegida.
Mi invitación de esta mañana es a que tome un tiempo y medite cuanto es que la promesa de Dios se manifiesta en usted, es acaso la victoria una constante en su vida o simplemente vive una vida “tranquila”, si su respuesta es una vida tranquila, preocupese, no está usted adecuadamente respaldado, a lo mejor Satanás le siente tan seguro en su bando que ni problemas le ha dado…