Estamos en una época en la que tenemos acceso a mas información que nunca, pero en la que a la vez, despreciamos el conocimiento más que nunca también, es decir, tenemos tantos datos a la mano que en pocas ocasiones nos detenemos a verlos y analizarlos, es interesante como los medios, el internet y nuestro ambiente nos han vuelto mas y mas perezosos.
Lo más interesante del asunto es que a pesar de la mucha información a la que somos expuestos y a la poca cantidad de ella que decidimos accesar, muchos de nosotros se dicen expertos en ciertos temas porque han “escuchado” o “les han dicho” sobre ello y con el conocimiento que dicen tener, creen tener autoridad para hablar sobre el tema.
Lamentablemente de la misma manera sucede con Dios, hay quienes han leído un poco y les han dicho otro poco y con ello creen que saben lo suficiente para “estar bien” para con Él y estar pretenden vivir en bendición, más lamentable aún aquellos que no conocen nada acerca de Dios y menos de los dioses de otras creencias y aún así aseguran que el Dios de la Biblia, el profeta de los árabes y los profetas y sabios orientales son el mismo, ya que sus enseñanzas “se parecen”, quien les dijo eso?, creo que se necesita, mas que ir de vez en cuando a la iglesia y escuchar misa o atender a un servicio como para entender quien es Dios, el celo que tiene por nosotros y el celo que pretende que tengamos por Él, como para que hagamos tan aberrante aseveración!
Si lo medita, se dará cuenta que hemos estado expuestos a todo tipo de información y nos hemos dejado influenciar por personas que saben un poco mas acerca de ciertos temas que lo que sabemos nosotros mismos y tomamos sus palabras como válidas, y eso es muy arriesgado, es muy peligroso, ya que con ello ponemos nuestra palabra de por medio.
A veces solemos hacer lo mismo por ciertas personas, las conocemos un poco, no sabemos mucho acerca de ellas, pero nos simpatizan y como se dice “a ojo de buen cubero” parecen buenas personas, y sin darnos cuenta no solo los frecuentamos, les abrimos las puertas de nuestras casas e incluso hablamos a su favor.
La cita de hoy nos previene de esto, nos advierte en salir fiadores por aquellos que llamamos nuestros amigos, es decir, nos previene de empeñar nuestra palabra alguien más, ya que sin darnos cuenta, podemos pagar las consecuencias de los actos de ese alguien y poner en riesgo aún nuestra reputación.
En México es época de elecciones, y me llama mucho la atención como es que las personas se apasionan hablando acerca de los candidatos, ya sea a favor o en contra, cuando en realidad no los conocen, cuando no sospechan siquiera que hay en sus corazones y cuales son sus verdaderas intenciones, y aunado a eso, son capaces de provocar y participar en acaloradas discusiones defendiendo o atacando a cierto candidato, no se dan cuenta que hacen exactamente lo contrario a lo sugerido por Dios en su palabra.
Como en todos los países hemos tenido buenos y malos políticos, lo interesante es que si el político por alguna razón resultó no ser lo que todos esperaban, aquellos que tan apasionadamente abogaron a su favor, simplemente desaparecen, pero sabe, con Dios las cosas son distintas, Dios nos pedirá cuenta de cada una de las palabras de nuestra boca.
Por tanto, si a veces nos es difícil hacernos responsables por nuestros propios actos, por que tener que ser responsables de los actos de aquellos por quienes empeñamos nuestra palabra?
La Biblia afortunadamente es muy clara, y esta llena de sabiduría que no solo hará nuestra vida mejor, sino la hará más sencilla, si así decidimos vivirla, por tanto mi invitación de esta mañana es a que medite bien en lo que habla, no haga o diga cosas de las que se pueda arrepentir y asegure conocer el corazón de cualquiera por el que pretenda salir como fiador, ya que las consecuencias de sus actos le serán reclamadas a usted por el simple hecho de que como Hijo de Dios, sus palabras tienen una repercusión en el cielo, de lo que usted habla en la tierra.
Lectura del día de hoy: Proverbios 6