Una de las cosas que mas recuerdo de mi infancia, es que siempre había plantas en mi casa, recuerdo que para mi Abuela era importante tener macetas con plantas que adornaran y refrescaran la casa y para mi Madre era igual de importante, de hecho cuando empecé a vivir solo fue una de las cosas que mas peso tenían el que mi casa siempre tuviera algo verde.
Recuerdo bien que en la casa que crecí no había mucho espacio para un jardín, solo había un patio de tamaño reducido el cual contaba con una jardinera al fondo, pero esa jardinera siempre estaba llena de plantas que florecían abundantemente y hacían lucir aquel lugar, de hecho, ahora que lo pienso bien, había plantas muy grandes en esa jardinera considerando las dimensiones de la misma, había una buganvilia que crecía mas allá de los 2 pisos de la casa y que mi Mamá tenía una afición por una planta llamada dama elegante que tenía hojas grandes que lucían mucho.
Uno de los secretos de la jardinera de mi casa era la tierra, no le puedo miento que le digo que recuerdo la frecuencia con la que sucedía pero creo que mínimo una vez al año se rellenaba con tierra que era traída de algún rancho o de un lugar fértil y que esa tierra se mezclaba con la que ya había en la jardinera para asegurar que mantuviera las plantas bien alimentadas y crecieran frondosas.
Después de un tiempo, el pequeño patio de mi casa aumentó de tamaño al tumbar un muro entre mi casa y la casa contigua y al igual que en mi casa mi Madre mando poner una jardinera la cual se rellenaba cada año con tierra buena que aseguraba que las plantas crecieran adecuadamente.
Recuerdo que durante un tiempo, guardábamos las semillas de todo fruto que comíamos y las secábamos, era nuestro reto el sembrar las semillas secas en la jardinera, para que florecieran y poder de ahí obtener árboles frutales, y era tal nuestro éxito que un año donamos mas de 25 árboles a la universidad en la que yo estudiaba y los sembramos allá, ya que la jardinera con su tierra fértil había dado grandes resultados.
Hay muchas personas que creen que tienen que ayudarle a Dios, de hecho me duele oír que existe una creencia popular que asegura que la Biblia dice “Dios dice ayúdate que yo te ayudaré”, eso es una gran mentira, y es usada por muchas personas que al no escuchar la voz o respuesta de Dios deciden tomar las cosas en sus propias manos y aunque es con buena intención, no le dan oportunidad a Dios de actuar y hacer las cosas como Él sabe y puede mejor que nosotros.
La palabra de Dios nos habla en parábolas y nos pone ilustraciones de como son las cosas entre Dios y nosotros, por qué es así, no lo se, simplemente así lo quiso Dios y quiero entender que así es mejor para nosotros, y dentro de ese hablarnos en parábolas e ilustraciones, dejó algo muy claro Jesús es la semilla que tuvo que venir a esta tierra a morir y dar fruto, el fruto de la vida eterna, pero sabe, esa semilla, como ninguna otra podrá tener un buen efecto a menos que caiga en buena tierra y es ahí en donde nosotros entramos en ación.
Recuerda que le comenté que el éxito de la jardinera de mi Mamá era la tierra?, así mismo es el secreto del éxito de la obra de Dios, la buena tierra contiene nutrientes que alimentan a la semilla y si queremos traducir eso a términos que apliquen a su vida y a la mía es sencillo:
Para poder convertirnos en buena tierra, primeramente así como la buena tierra no es apretada, sino mas bien flora para que fluya el agua (el agua es símbolo de la palabra de Dios), nosotros tenemos que estar abiertos a las cosas de Dios y sobre todo dispuestos a recibir a la semilla (la semilla es el símbolo de Jesús), la tierra esta llena de nutrientes, que ayudan a la semilla a germinar ya crecer, esos nutrientes normalmente son el resultado de lo que el agua deja en la tierra y que vienen del medio ambiente, es decir, esos nutrientes no son otra cosa que el resultado de lo que vemos y sucede a nuestro alrededor filtrado por medio de la palabra de Dios o visto por medio de los ojos de Dios al entenderlo por medio de su palabra.
En pocas palabras, si queremos bendición en nuestra vida, lo primero que tenemos que hacer es convertirnos en buena tierra y el primer paso para convertirnos en buena tierra es el querer no ser bendecidos, sino el querer o el permitir que Dios haga su voluntad en nosotros, ya que sin la semilla (Jesús) no habrá plantas ni frutos, pero a su vez, sin tierra, la semilla no tiene donde morir y germinar.
Lo interesante es que la tierra es no se mueve y no tiene función física, solo recibe los nutrientes del agua y luego los da a la semilla que germinó dentro de la tierra, así es con nosotros, nuestro papel es asegurarnos de recibir mucha agua (palabra de Dios) y permitir que los nutrientes de esa agua se queden en nosotros y luego permitir que la semilla que murió en nosotros (Jesús) germine y se alimente de todo aquello que el agua (la palabra de Dios) dejó en nosotros, así, no podremos evitar el ser bendecidos en extremo y que Dios de frutos abundantes por medio de nosotros de manera que un día alguien sacará árboles de nosotros para llevarlos a sembrar a otros lados, como sucedió con la jardinera de mi casa.
De manera que no me queda otra cosa mas que preguntarle: esta usted dispuesto a ser buena tierra?