El día de ayer alguien me comentó que tenía un profundo deseo de escuchar la voz de Dios pero por mas que lo pedía a Dios, simplemente no sucedía, por mas que intentaba no escuchaba nada, y sabe algo?, esto lamentablemente es mas común de lo que imagina.
Independientemente de mi trabajo en donde tengo que hablar todo el tiempo, me considero una persona de pocas palabras, hace tiempo lo decidí y he aprendido a hablar menos, pero hacerlo de manera acertada, y con la intención de que cada vez que habrá la boca lo haga de manera que tenga un significado y de ser posible que impacte a aquellos que me escuchan (uff! espero estarlo logrando), de manera que he aprendido mas que otra cosa a escuchar lo que digo y a comprometerme con ello, de manera que no lo tenga que decir repetidamente.
Lo que le cuento, no es algo que simplemente se decida y suceda, ya que mi naturaleza de vendedor por lo general me llevaba a el polo contrario, pero en mi caminar en Cristo, vi que esa era una cualidad de Jesús y en definitiva una que quería imitar, entre mas leía acerca de ello mas me daba cuenta de cuantas cosas salían de mi boca que no tenían un respaldo en mis acciones y cuantas cosas decía que no tenían siquiera una intención detrás de ellas, aun no puedo decir que lo haya logrado al 100% de hecho no estoy cerca siquiera pero mi manera de hablar ha cambiado radicalmente.
Una de las cosas que llaman mi atención es que en esta etapa en la que he invertido algunos años ya, me he percatado a que muchas personas no suelen estar acostumbradas a que se les hable claro y firme, de manera que cuando quedo con ellas en algo, simplemente regresan una y otra vez a reafirmar en aquello que quedamos, como si realmente no creyeran que así sucediera, y aun cuando estoy en medio del proceso de cumplir aquello a lo que me comprometí, aun en ese momento vienen a mi y lo consultan de nuevo.
En otras palabras, muchas veces solemos pedir cosas a las que no estamos seguros de que sucederán y las ponemos en la categoría de «que lindo si sucede, pero no tiene que ser», de manera que también evitamos el compromiso que ese acuerdo representa y a menos que el otro cumpla, es entonces que nos pondremos las pilas para hacer la parte que nos corresponde.
De la misma manera nos sucede con Dios, El en definitiva es de pocas palabras, las cosas que dice, las dice una sola vez, y siempre las cumple, de hecho se habla mucho acerca de la fidelidad de Dios, pero no se dan cuenta que su fidelidad no es hacia nosotros, es hacia su palabra, y su palabra que esta escrita en la Biblia, salió de la boca de Dios mismo para enumerar todas las bendiciones y todos los beneficios a los que nos podemos hacer acreedores, de manera que no nos las tiene que estar diciendo una y otra vez, ya que si lo dijo a la primera, entonces es cierto y es valido por la eternidad.
La cita de hoy habla de la ocasión que Dios Padre, habla en voz audible a Jesús y a todo hombre cercano a El, pero note el contexto, Jesús se encontraba haciendo un acto de obediencia, recién salía del agua de haberse bautizado, como Dios había dado instrucción a los hombres que hicieran, estaba cumpliendo con su papel durante su estancia en esta tierra.
El que Dios le hable a usted o a mi de manera audible no es algo que jamás sucederá, por el contrario, me consta que sucede, pero como lograr que lo haga?, hmmm es mas sencillo de lo que parece, de hecho Dios nos habla todo el tiempo, no siempre de manera audible, pero si de muchas otras maneras, el problema es que por lo general estamos tan ocupados en otras cosas y enfocados en nuestros propios pensamientos que no solemos tener oido para escucharle, pero si nos enfocáramos en obedecer su palabra y solo eso, tendíamos mucho tiempo y espacio en nuestra mente y nuestro corazón para estar atentos a la voz de Dios en vez de estar tratando de forzar algo que sabemos en nuestro corazón que jamás sucederá.
En otras palabras, Jesús logró alegrar al Padre por ser obediente, tanto que el mismo Padre desde su trono habló audiblemente para expresarlo, nosotros tenemos la misma oportunidad de hacerlo, solo tenemos que obedecer y buscar esa voz en su palabra primeramente, ya que Dios no tiene necesidad de decir de nuevo aquello que dejó mas que claro en su palabra desde la primera vez, no lo cree?.
Si por alguna razón usted nunca ha entregado su vida a Jesús y no dimensiona como es que Dios puede hacer una diferencia en su vida, éste es el mejor momento para hacerlo, es tan sencillo como hacer una pequeña oración en la que se declare hijo de Dios y permita que El sea su Señor y Salvador, aprenda que aunque Jesús a pesar de haber muerto y resucitado por todos nosotros, solo puede hacer efecto en nuestras vidas en el momento que le reconocemos en nuestro corazón y nazcamos de nuevo (espiritualmente) y seamos hechos hijos por adopción.