Acercarse a Dios siempre es un tema difícil de tratar, porque a nadie nos gusta que nuestra cercanía o nuestra relación con Dios sea cuestionada, ni tampoco nos gusta estar expuestos a la opinión de los demás y que nos tachen de religiosos o fanáticos, el caso es que por donde la veamos no hay como hacerle para acercarnos con libertad, según los ojos de los hombres.

La verdad es que Dios anhela que nos acerquemos a El, pero el principal impedimento para hacerlo, y antes de la opinión de las demás personas es nuestra conciencia, ya que la mayoría de las personas ignoran que Dios sembró en nuestro corazón su palabra y su Ley, para que estuviera siempre presente y por ello tenemos siempre un cierto sentimiento de culpa hacia con Dios, pues aun de las cosas que decimos estar convencidos, solemos tener cierto sentimiento de culpa ya que tenemos la conciencia de que no hemos sido precisamente «buenos» y cumplido la voluntad de Dios.

Lo que le platico es muy común, creo que aun los que dicen estar muy cerca de Dios experimentan esto, pero mas allá de experimentar remordimientos por lo que no hemos hecho o por tener un conocimiento natural o nato de la palabra y la voluntad de Dios, tenemos la oportunidad de conocer a Dios y saber que no es ahora cuando nos va a juzgar por lo que hemos hecho bien o lo que hemos hecho mal, por el contrario, estamos en la etapa en la que nos podemos dar el lujo de tomar nuestro pasado, echarlo sobre Jesús y borrar todo aquello no agradable a El, y comenzar de nuevo, lo mejor del asunto, es que no importa cuantas veces flaqueemos, podemos comenzar de nuevo siempre, aunque ojo!, eso no nos da libertad de pecar deliberadamente con la idea de «luego arrepentirnos».

La venida de Jesús a esta tierra fue planeada aun antes de la creación del hombre, su efecto tiene trascendencia aun mas allá de la eternidad y no cambia, ni es diferente a hace miles de años cuando fue planeada, simplemente es la misma y tiene un efecto el redimir todas, absolutamente todas nuestras culpas de manera que siempre y cuando decidamos tener un encuentro genuino con El, nos restaurará aun mejor que como dicen en la televisión «nuevos de paquete».

Aunque esta fuera de nuestro entendimiento, la vida en Jesús nos garantiza victorias, nos garantiza aprobación, nos garantiza paz, mas allá de simple tranquilidad, esto no requiere de ningún esfuerzo, por el contrario, requiere de una simple rendición, es decir, hacer simplemente nada y rendirnos a su voluntad y con esto no quiero decir que tenemos que cambiar nuestra vida solo por seguirle, pero si dejar que El la transforme, ojo! ir a determinada iglesia o pertenecer a cierta religión, no le garantiza absolutamente nada, pero tener una intimidad con Dios y creer y entender lo que dice en su palabra, eso si.

Nadie en esta tierra tiene derecho ni autoridad espiritual para aprobarnos o reprobarnos, ya que no estamos sujetos al juicio de los hombres, pero si Jesús tiene la autoridad de limpiarnos y prepararnos para la verdadera prueba que será aquel día en que El venga por segunda ocasión.

Por tanto, si nosotros decidimos entregarle a Jesús nuestras vidas, nada en lo cotidiano de estas cambiará, pero si sucederá algo interesante, todo nuestro pasado quedará borrado, ya que El lo conoce, y lo perdona, por tal seremos capaces de pasar cualquier juicio y aprobar, ser libres, después de aceptar a Cristo en nuestro corazón como nuestro Señor y Salvador, tenemos la oportunidad de caminar de acuerdo a El, dejarnos guiar, con el entendido de que podemos fallar, pero también que podemos venir a diario a su encuentro en intimidad y permitir que día a día borre lo que ha sido convertido en pasado, una vez que lo practique se dará cuenta que cada día es menos lo que hay que traer delante de El y será cada día mas fácil identificar que es bueno y que es malo según el entendimiento de Dios y no según el entendimiento de los hombres de manera que actuará con mas y mas libertad.

La cita de hoy es del libro de Job, hombre que vivió miles de años antes de la venida de Jesús, pero a su vez un hombre que tuvo una relación estrecha con Dios Padre, quien sabía estos principios que le platico y que tenía la confianza de que podría ser probado en cualquier momento y saldría aprobado como oro, es decir salir puro y reluciente, no porque nunca hubiese pecado, sino porque su pasado estaba entregado en manos de Dios y su presente y futuro encomendado a hacer la voluntad del Padre.

El entregar nuestra vida a Jesús es la mejor medicina para nuestra conciencia, ya que cura el pecado del pasado y garantiza un futuro de crecimiento y bendición, es mi intención el día de hoy que si nunca ha hecho esa oración que nos garantiza todo lo que le platico el día de hoy, se tome un minuto y lo haga, la palabra de Dios nos promete que todo lo que atemos en la tierra será atado en el cielo, si usted ata su pasado a Jesús y permite que El limpie ese pasado y le garantice un mejor futuro, eso no cuenta solo en nuestra cuanta bancaria espiritual allá en el cielo que es a donde todos pretenden ir, sino también nos garantiza una vida llena de beneficios en esta tierra y la garantía de pasar toda prueba como oro, limpios, puros y resplandecientes.

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