Soy un fiel convencido de que es Dios quien nos hace «citas divinas» es decir pone personas en nuestro camino, para hablarnos, para enseñarnos o simplemente para demostrarnos su amor, pero ojo!, no «por algo» pone a las personas en nuestro camino, siempre, y entiéndalo, siempre, nos deja saber el porqué lo hace, solo que muchas veces solemos conformarnos con pensar o incluso saber que fue El quien lo hizo.

Una de esas citas divinas en mi vida fue Manuelito, que no solo fue mi Pastor, sino es parte de mi familia extendida y quien aún a algunos años de no verlo sigue inspirando mi hambre de realizar cosas grandes y asombrosas para su obra.

Manuelito ama la cita de hoy y podría decir que rige su vida por medio de ella, ya que después de llevar una vida de empresario, después de llevar una vida como el mundo lo acostumbra, donde el límite era su satisfacción, dejó verdaderamente a un lado las cosas que dominaba, las que lo hacían fuerte, las cosas que le hacían lucir y decidió que Dios obrara por medio de su vida en todos aquellas maneras y aspectos de su vida, para las que el no es bueno, para las cosas que aún no dominaba y posiblemente no lo haría jamás.

Siempre y cada vez que acudí en busca de consejo con el, me repetía esta cita y siempre me sorprendió ver como su rostro y su mirada se llenaban de ese no se que, que lo hace verse fácil, de hecho la cita dice «bástate de mi gracia», pero al consultarlo hoy en otra versión de la Biblia, entendí desde lo profundo de mi ser como es que Manuelito lo entiende, ya que como lo decía el devocional de ayer, la gracia es recibir lo que no merecemos a pesar de nuestro pecado, pero no es el solo recibirlo, sino el motivo por el cual lo recibimos, por amor y ese amor, aunque siempre es y no deja de ser, es inspirado por cederle el control no de lo que hacemos, sino de lo que somos, donde dejamos a un lado el propósito de lo que haremos pero no lo que hacemos, es un verdadero intercambio de amor, no del sentimiento, sino del ceder voluntades.

Hay personas que se conforman con un «por algo Dios hace las cosas» y dicen poner en manos de Dios las situaciones, pero en realidad se desentienden de lo que hacen y obtienen alguien a quien echarle la culpa, pero el realmente confiar en Dios no es dejarle a El las cosas, sino es confiarle el propósito de lo que hacemos y confiar en sus medios, sin jamás dejar de ser los co-protagonistas de la historia, aquellos que observan y dan testimonio como el que es fuerte nos ama en debilidad para cosas mas grandes de lo que nuestra imaginación podría entender antes de que fuese hecho…

Mi invitación de este día es a que nunca mas deje en manos de Dios y se desentienda de ello, mas bien busque en su palabra si lo que esta buscando hacer u obtener va alineado con su voluntad, y persevere, pero persevere rindiéndose a que no habrá recursos humanos que lo puedan hacer, es decir, reúna los requisitos: una necesidad, uno dispuesto a cubrirla y un Dios que hará y dirá como.

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