Una de las cosas mas fáciles para las personas es decir que tienen fe, una de las cosas mas difíciles es detenerse a querer tener esa fe que han dicho.

Yo trabajo en el ramo de la hotelería, me dedico de cierta manera a dar consultoría a los hoteles y tengo acceso a información de mis clientes los hoteleros que muchas veces ellos mismos no tienen de su propio hotel, así que cada vez que voy a visitar a uno de mis clientes voy perfectamente preparado y sé que es lo que sucede en su hotel, mas cada vez que llego con alguien me encuentro con 2 situaciones, o todo está de maravilla en el hotel, o lo que yo les vendí no está funcionando y por ello todo lo que sucede en el hotel está mal, curiosamente si las cosas van bien, tiene que ver con ellos, pero si las cosas están mal tiene que ver conmigo, con la crisis, con la influenza pero nunca con ellos.

La realidad es que no es una ni otra, todos tenemos tarea que hacer y no se cuales de mis clientes sean más difíciles si los que dicen que todo está bien, ya que son los que ponen una especie de coraza para que no vea dentro de su operación lo que no está funcionando o bien los que dicen que lo que les vendo no funciona y que esperan que mis productos funcionen por si solos sin usarlos siquiera o usarlos adecuadamente.

Así sucede en la fe también, a las personas les cuesta trabajo tener que admitir que no tienen la fe adecuada, pero olvidan que solo se engañan a sí mismos, ya que la realidad es que a Dios no lo pueden engañar, pero hay al igual que mis clientes dos tipos de personas, las que dicen que todo es maravilloso y que Dios les ama y las que lo culpan de no responder a sus suplicas.

Una realidad es que todas las personas tenemos necesidades, muchas personas oramos por esas necesidades, otras rezan (repiten) y otras piensan que por pensar en sus necesidades están poniéndolas delante de Dios cuando no es así, es decir están lejos siquiera de que así sea, pero Dios es quien nos conoce y sabe la situación en la que nos encontramos, tiene preparada la respuesta y la bendición con respecto a nuestra necesidad pero necesita que estemos listos para recibirla.

La cita de hoy nos habla de ello, nos dice que preparemos camino en el desierto es decir, ahí donde nos sentimos en necesidad, tenemos que prepararnos para cuando la bendición este aquí, para que podamos asimilarla y no dejar de crecer, no detenernos en la bendición y simplemente quedarnos ahí, si esto no pasa, corremos el riesgo de amar mas la bendición que a aquel que nos bendice y por ello puede nunca llegar aquello que esperamos o pedimos, y luego nos conformamos con un «Dios sabe porque hace las cosas», claro que lo sabe!, No nos bendice porque no nos preparamos, imagínese que alguien esperara hasta el último día del embarazo para comprar todo lo necesario para el bebe!, o bien después de que haya nacido!.

 Muchos esperan bendición económica o libertad de deudas, pero no han cambiado sus hábitos financieros, otros esperan que Dios les envíe «a la persona» con la que compartirán el resto de sus días, pero esperan ser amados y no están preparados para amar, otros esperan salud, pero no dejan a un lado los motivos por los que están enfermos.

Dios le quiere bendecir, al igual que a mí, pero no bajara del cielo a hacer aquello que nos corresponde a nosotros, si usted se encuentra en algún desierto en algún sentido de su vida, sabe lo que tiene que hacer, empiece a prepararse para que esa bendición llegue, pero recuerde, no olvide amar mas al que lo bendice, que a la bendición misma.

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